Alfred Hitchcock vuelve a estar en el candelero. Y
por partida doble. Por un lado, acaba de estrenarse Hitchcock, el largometraje
de Sacha Gervasi que repasa los entresijos del rodaje de la mítica Psicosis y,
por otro, The Girl, un telefilme de Julian Jarrold, producido por la
prestigiosa HBO y aún pendiente de su pase televisivo en nuestro país, en el
que se analiza la tensa relación del Maestro del Suspense con Tippi Hedren, la
actriz protagonista de Los Pájaros y Marnie la Ladrona. Ambas películas
coinciden en ciertos aspectos, pero mientras el trabajo de Sacha Gervasi se
muestra muy (demasiado) complaciente con el mítico director, la cinta de
Jarrold no tiene reparos en adentrarse en su parte más oscura.
El Hitchcock de Gervasi apuesta por la vertiente más
cinéfila de la historia. Centrado en el rodaje de Psicosis, también aprovecha
para esbozar, un tanto de refilón, las obsesiones del realizador. Su pasión por
ejercer de mirón a la mínima de cambio y su enfermiza obsesión por las rubias quedan
más que latentes pero, al margen de ello, su mirada está enfocada principalmente en plasmar
la relación del director con Alma Reville, su esposa y guionista de una buena
parte de su obra; una relación marcada por las tensiones matrimoniales y la
sospecha, por parte de Hitchcock, de que ella podría estar engañándole con
el escritor y también guionista Whitfield Cook.
Hitchcock se beneficia de una perfecta ambientación
de los años 60, época en la que se gestó la magistral Psicosis y, al mismo
tiempo, se muestra ingeniosa y muy cuidada a la hora de recrear la
planificación y el rodaje de algunas de las antológicas escenas de la citada
película, como la del asesinato en la ducha o la del detective Arbogast cayendo
por las escaleras de la mansión de Norman Bates tras ser apuñalado. Mucho menos
clarificadora queda la tortuosa relación existente entre el director de Rebeca
y Vera Miles, la actriz que protagonizara Falso Culpable en 1956 y que repetiría
papel protagónico en Psicosis al lado de Janet Leigh y Anthony Perkins.
El interés de Sacha Gervasi es puramente cinéfilo, cosa ciertamente de agradecer. De hecho, donde mejor funciona el producto, es en sus numerosas y bien ideadas citas cinematográficas, su tono de comedia afectuosa y caricaturesca y, ante todo, en el trabajo interpretativo de Anthony Hopkins y Helen Mirren. Hopkins se mete en la piel de un Alfred Hitchcock totalmente creíble, afable y perverso a dosis iguales, y capaz de empatizar con el espectador a pesar de sus defectos, mientras que Helen Mirren se encarga de dar vida a Alma Reville, la sufrida y clara mano derecha del realizador británico, sin olvidar la presencia de Janet Leigh, actriz que durante el rodaje apaciguó los obsesos pensamientos del realizador y que, para la ocasión, se ha permutado en el cuerpo y rostro de una funcional Scarlett Johansson.
The Girl, el telefilme de la HBO aún no visto en
España y que empieza allí donde termina el Hitchcock de Gervasi, quizás resulta menos lujoso y ambicioso que éste pero,
en líneas generales, mucho más punzante al esbozar el dibujo de un perverso y
enfermizo Alfred Hitchcock (Hitch para los amigos). Y es que, de hecho, se
trata de una visión más intimista del personaje, capaz de mostrar abiertamente
los rincones más oscuros de un hombre que, a través del acoso sexual, sometió a
la debutante Tippi Hedren a un incómodo suplicio psicológico y físico que acabó con su prometedora carrera.
Al igual que en la película de Sacha Gervasi, la de
Julian Jarrold se muestra excelente en la recreación de la filmación de las
escenas más imborrables de Los Pájaros y la posterior Marnie. El toque cinéfilo
sigue estando presente, pero su tono de comedia no es ni mucho menos tan
apacible como el del largometraje. Su mirada en torno al mito es desalentadora.
Innegablemente, la percepción que apuntaba Donald Spotto del director en su
libro Las Damas de Hitchcock (Spellbound by Beauty: Alfred Hitchcock and his
Leading Ladies, 2008) -en el que se basa el guión del film-, queda más que
latente.
La bella y la bestia. La bella es Tippi Hedren, actriz
a la que da vida una espléndida Sienna Miller. Y la bestia, ¡cómo no!, es don Alfredo,
un Hitch maligno, traumatizado y obseso al que un genial Toby Jones se encarga
de transmitir su parte más tenebrosa, desagradable e incluso repulsiva;
un personaje con el que, en esta versión, es difícil simpatizar. Y allí,
siempre en un segundo plano aunque con un poder de convicción tremendo, una
más que correcta Imelda Staunton en el rol de Alma Reville.
Dos enfoques distintos, aunque convergentes y
complementarios, sobre la figura de Alfred Hitchcock, uno de los mejores y más
populares directores de la historia del cine. Personalmente, por su franqueza, frialdad
y valentía desmitificadora, me quedo con la perspectiva de Julian Jarrold y su
The Girl.
4 comentarios:
Precisamente mi señora me comentaba anoche a la salida del cine que la película de Hopkins presentaba mucha más benevolencia hacia Hitchcock de la que merecía. A ver cuándo vemos la de la HBO por estos pagos para comparar.
La de la HBO, en príncipio, sólo se verá en televisión... pero hay una cosa milagrosa que se llama Internet para disfruitar de ella un poquito antes.
Me alegra ver que sigues por aquí. Yo he vuelto, después de mucho tiempo. Un abrazo.
Una buena historia, bien contada, con un Hitchcock amable que muestra ante la pantalla todas sus neuras y debilidades de la mano de Alma, su comprensiva esposa. Buenas interpretaciones para una película que hace pasar un buen rato. Un saludo!
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