9.10.16

SITGES 2016: Jornada 3 (de posesiones pueblerinas, niños inquietantes y grandes directores)

La primera del día ha sido de lo más patético: El Extraño (The Wailing), una película de Corea del Sur dirigida por Na Hong-jin, un realizador que tiene cierta reputación entre los aficionados al género policiaco y que ya en Sitges presentó, con anterioridad, un par de títulos, The Chaser y The Yellow Sea. En esta ocasión cambia de tercio y se pasa al cine fantástico pero, a pesar de la buena factura visual y técnica de sus trabajos anteriores, con ello parece que al hombre se le ha ido un tanto la olla a la hora de contar una historia tan estrambótica como aburrida, y cansinamente alargada. Más de dos horas y media para exponer una animalada gigantesca, en la que se mezclan policías pueblerinos, chamanes engreídos, muertes inexplicables y posesiones diabólicas con exorcismos muy peculiares y torpes. Bañada por una lluvia constante, todo empieza con un crimen cuya investigación ha de correr a cargo de un inspector un tanto infantil (o en exceso coreano, díganle como quieran). A partir de este punto, y en su primera hora, las pesquisas y más muertes se mezclan con las típicas payasadas a la coreana. Después la cosa cambia: sigue lloviendo torrencialmente, pero la cosa se desvía hacia fenómenos sobrenaturales, en donde la magia negra y la presencia de un extranjero (en este caso un japonés, por eso de las divergencias políticas e históricas) que se convierte en el principal sospechoso de las múltiples defunciones y posesiones. Todo un desmadre difícil de entender en el que, para más coña, se suman fantasmas blanquecinos, zombis paletos y todo tipo de mutilaciones. Una tomadura de pelo con un final que puede tener varias lecturas y que incluso deja abierta la posibilidad de una (temible) continuación. Por Tutatis, espero que no.


Somnia. Dentro de tus sueños (Before i Wake) significa el nuevo trabajo del norteamericano Mike Flanagan quien ya, hace unos años, presentó en este certamen la muy correcta Oculus: El Espejo del Mal y que, al igual que en esa ocasión, vuelve a reincidir en el tema fantástico en donde los fenómenos sobrenaturales se convierten en su principal protagonista. Somnia, en un principio, promete, tiene un buen look y una premisa argumental interesante: la de un niño huérfano (el pequeño Jacob Tremblay, el de La Habitación) cuyas pesadillas terminan proyectándose sobre aquellos que le rodean, siendo sus principales víctimas un matrimonio que acaba de adoptarle tras haber muerto su hijo biológico. Hasta aquí todo correcto: es inquietante (tanto el niño protagonista como la aparición primera del hijo muerto) y mantiene un buen pulso narrativo. Luego, cuando entra a saco en un festival de efectos especiales, espectros oníricos (de cantarines disfraces) y truculentos sustos a mansalva (de esos en los que la banda sonora sube un montón de decibelios hasta ensordecer al personal), la película pierde toda lógica y, amparándose en que se trata de cine fantástico, el amigo Flanagan se permite hacer lo que le venga en gana sin casi ningún tipo de explicación. Bueno, sí, en realidad hay cierta explicación muy almibarada, en los últimos minutos de proyección, en los que la cosa se ablanda y vuelca en su retórica un exceso tal de melaza que puede provocar en las plateas más de un corte de digestión.


Suerte que la última película de la jornada me ha enmendado la jornada cinéfila. Se trata de De Palma, un interesante documental que, mediante una larga entrevista a Brian De Palma, hace un repaso exhaustivo a toda su filmografía, analizando una por una y en orden cronológico todos los títulos de su carrera; desde lo más peor del realizador (que de tener títulos malos tiene un montón) hasta lo más mejor del mismo (que de tenerlos también los tiene). Un montón de curiosidades sobre la manera de filmar ciertas escenas, su pasión por el exceso visual y narrativo o la relación de él con algunos de los grandes actores que han trabajado bajo su batuta, marcan el trabajo de Noah Baumbach y Jake Paltrow. Todo un homenaje sin fisuras a uno de los grandes del Séptimo Arte que, entre otras cosas, asegura que dejará de trabajar cuando ya no se encuentre con fuerzas para seguir andando; un maestro que en la actualidad tiene ya 76 años. Después de disfrutarlo, a uno le entran ganas de volver a ver algunos de sus mejores films. Cuando acabe el festival, me pondré a ello.


To be continued…

1 comentario:

caligula dijo...

Usted de parranda en Sitges (todo un descubrimiento ese que dice usted un par de post más abajo, sobre Un Monstruo Viene a Verme, al decir que es de lágrima fácil en el cine...) y yo sacando la pala:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/10/actualidad/1476055474_018637.html
Andrzej Wajda ha muerto, el pobre...