Tras su discutida aunque ligera y agradable incursión en el
musical con Jersey Boys, Clint Eastwood vuelve a lo suyo con El Francotirador,
un film bélico que narra la vida de un personaje real, Chris Kyle, un francotirador
de los Navy Seal que terminó convirtiéndose en “leyenda” por la precisión de
sus disparos y cuya misión era proteger las incursiones de los marines durante
la guerra de Irak. Todo un hombre "nacío pá matar".
Bradley Cooper, un actor con ganas de dar un giro
radical en su carrera y encarnar a un personaje que le permitiera jugar con su
físico, compró los derechos del libro sobre las hazañas belicosas y familiares
del tal Chris Kyle y le ofreció a Steven Spielberg la posibilidad de
convertirlo en película. Este puso manos a la obra pero, a la hora de empezar a
rodar, se echó “patrás” y le endosó la patata caliente al amigo Eastwood, quien
aceptó el reto y tiró “palante” el proyecto de forma bastante desinteresada,
tal y como puede apreciarse con el resultado final.
El Francotirador es un trabajo sin ángel. No
emociona ni con los conflictos sentimentales, familiares y matrimoniales del
héroe americano, ni tiene el mínimo brío necesario para desarrollar sus escenas
de acción. La monotonía y el automatismo de Eastwood tras la cámara resultan
ciertamente preocupantes. Tan poco interés demuestra el “maestro” en esta
ocasión que, por ejemplo, en la escena del nacimiento de la hija de Kyle, en
lugar de contar con la presencia de un bebé real, nos endilga, con todo el
descaro del mundo, un muñeco de lo más descarado cuya única gran proeza es ir
moviendo delicadamente una de sus manitas. De juzgado de guardia, al igual que
el desmesurado barrigón de plastilina de la esposa del protagonista (una desaprovechada, por cargante, Sienna Miller) durante su
primer embarazo.
Clint Eastwood ha ido a cubrir el expediente bajo
mínimos, dejando al descubierto a un Bradley Cooper que, a pesar de su esfuerzo
en conseguir una sorprendente transformación física para adoptar el aspecto de
un soldado brutote, parece totalmente perdido a bordo de un papel que ansiaba
con todas sus fuerzas, el de un héroe yanqui que decidió alistarse al cuerpo de
los Navy Seal tras ver por televisión el efecto de un atentado iraquí a una
embajada norteamericana. Y no les cuento lo del encabronamiento posterior de
nuestro matador condecorado cuando ve caer, también a través de la tele, las dos
torres gemelas el 11 de setiembre de 2001.
La cinta, aparte de innecesariamente alargada, queda
totalmente deslavazada. Los saltos temporales son tan descontrolados que
incluso, por momentos, parece perder la noción del paso del tiempo y la de realidad (tienen delito las llamadas telefónicas a la esposa en pleno combate). Los hijos
de Kyle crecen a pasos agigantados, mientras que las continuas idas y venidas
de Irak a su hogar en Norteamérica, lo único que hacen es romper totalmente el
ritmo en los dos frentes de narración que se van alternando a lo largo de su
cansina proyección, diluyéndose todo en una narrativa anodina en donde lo único
que sobresale es un tufillo fascistoide y patriótico que tira totalmente de
espaldas.
5 comentarios:
El tinglado de los óscares es un negocio, maese Spaulding. Y el yayo Clint un destacado carcafacha.
Hombre, no sé, don leches, un destacado carcafacha no habría hecho Grand Torino o Million Dollars Baby o Los Puentes de Madison, o incluso menos Banderas de Nuestros Padres. Al menos no un carcafacha al estilo español.
Micer Caligae ¿no vio usted la performance del abuelo hablándole a una silla vacía y pensando que podía ser Obama? La última que vi bajo su batuta fue "J. Edgar" y todavía me estoy recuperando del pésimo maquillaje y de la tomadura de pelo. Para ver esto del francotirador me vuelvo a ver "El sargento de hierro". Eastwood es un gran director, pero a veces hace cada pasquín que bien podría haber sido protagonizado por Stallone o Chuck Norris.
Hombre, don leches, es que a Obama se le pueden decir muchas cosas por mucho premio nobel que tenga. Pero sin embargo luego hace otras cosas y otras películas que no encajan con la idea, al menos aquí, de lo que es un fachoide. Igual me pasó con Charlton Heston, el carcafacha de la asociación del rifle por el que yo le tenía (y en cierto modo le tengo aún), y que al morirse leí por ahí lo metido que estuvo en todo el lío de los Derechos Civiles y apoyo a los negros en USA y ciertas ideas más bien tirando a progresistas en los sesenta que se sale de la imagen de carcafacha, al menos del carcafacha español, y me pone en una ambivalencia estraña respecto a estos dos abueletes cebolleta. Otra cosa ya es que me hable usted del Chocheneger...
Ahora, que no me quite usted de la pantalla al Sargento de Hierro o las frases lapidarias de Harry el Sucio para ponerme algún pastiche bien-pensante y políticamente correcto hasta la nausea que me salgo del cine! No jorobe!
Es que el concepto de "liberal" que hay por allá no es el mismo que el que se podría plantear por aquí, micer Caligae. Esa defensa de la libertad individual a ultranza tiene su reservo en otros ámbitos, de ahí que el abuelo Clint pueda considerar a Obama "socialista" o "comunista" pese a no ser nada de eso (ni mucho menos). Las patrioteradas del Francotirador no las soporto y para eso le digo que me quedo con "El Sargento de Hierro", que mezclaba el honor militar con una gran carga de ironía. La que es directamente un panfleto es la de "Firefox", y aún así es entretenida. Evidentemente, cuando el concepto de fósil fachoso que hay en este país es Arturo "Chatín" Fernández, apague y vámonos.
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