Fue el orgulloso padre de dos criaturas descarriadas que atendían por Bonnie y Clyde. Demostró al mundo entero que los indios no eran tan malos como los pintaban y que Dustin Hoffman, a pesar de su menguada estatura, era un Pequeño Gran Hombre. En La Noche Se Mueve, hizo de una debutante y jovencísima Melanie Griffith una ninfómana desaparecida a la que tenía que localizar un Gene Hackman disfrazado de detective. Reunió a una pareja de armas tomar como Brando y Jack Nicholson en tierras de Missouri. Y, entre otros muchos aciertos, reunió a Hackman y a un incipiente Matt Dillon para salvar a la madre de este último en Target (Agente Doble en Berlín) . Más ya no se le podía pedir.Su nombre era Arthur Penn. Revolucionó el cine norteamericano en muchos aspectos, acercándolo un tanto a unas coordenadas más europeas. Anteayer, a los 88 años de edad y en la ciudad de Nueva York, nos abandonó para siempre.
Curiosamente, jamás fue galardonado con un puto Oscar. Cosas de la vida.Descanse en paz.
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