
Producida por
Luc Besson (lo cual no es garantía de nada) y dirigida por
Pierre Morel (el mismo de la efectiva
Venganza con
Liam Neeson), nos llega
Desde Paris Con Amor, un burdo film de acción para lucimiento de un
John Travolta en horas bajas. Secundándole, el soseras de
Jonathan Rhys Meyers. Tiroteos, mamporrazos a manta, alguna que otra persecución y un mucho de postal turística parisina. Para completar el cuadro, sólo faltan
Terence Hill y
Bud Spencer.
Dos espías y la misión de desarticular a un grupo de terroristas islámicos que planean un atentado en la capital francesa. Cada agente tiene su personalidad. Uno es una bestia visceral, una especie de
Terminator humano, con unos cuantos quilos de más, un tanto cabezón y un putero de mucho cuidado: toda un
arma de destrucción masiva en manos del gobierno yanqui. El otro es un novato de tomo y lomo que, hasta el momento, sólo había realizado encargos de mínima envergadura escondido tras su tapadera como secretario del embajador norteamericano en París.

Dos caracteres que se repelen inicialmente para, poco a poco, irse complementando a la perfección. La falta de originalidad resulta más que evidente a la hora de afrontar una nueva
buddy movie. Y es que, con ésta, ya llevamos tropecientas de idénticas, todas ellas de simétrica estructura y nula ingeniosidad. Un cierto aire de comedia (de lo más tontorrona) y un mucho de acción. Eso sí, bien filmada aunque totalmente inconsistente. Y, por muy trepidante que sea, resulta absolutamente aburrida: por repetitiva y por zafia.
A pesar de tratarse de un cóctel cansino que no se aguanta por ningún lado, sorpresivamente sus primeros minutos no funcionan mal de todo. La presentación del personaje y del entorno de
Rhys Meyers (novieta incluida) tiene su gancho, pero no va a más. Al contrario, cuando aparece
John Travolta, dando vida al violento y graciosillo agente
Charlie Wax, la película empieza a descentrarse a marchas forzadas para, a los pocos minutos, estrellarse definitivamente.

90 minutos de metraje que se hacen eternos. De guión, ni un pelo. De hostias, un montón. Es de esperar que no haya ninguna secuela.
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