El sábado 11 de setiembre terminó oficialmente la
47ª edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya – Sitges 2014. Aunque personalmente
me fue imposible asistir al pase de la película de clausura, el Burying The Ex
de Joe Dante (una comedia con una zombi que persiste en seguir su relación
sentimental con su antiguo novio), sí que pude darle un vistazo a una de las
joyitas de este año: la recuperación, por todo lo alto, del montaje que el
propio William Friedkin hizo de un título que en la década de los setenta, en
su estreno europeo, fue brutalmente mutilado por la productora. Se trata de
Sorcerer (más conocida en España como Carga Maldita), remake de la magistral
cinta francesa de 1953 de Henri-Georges Clouzot El Salario del Miedo. En su
puesta al día, Friedkin se mostró totalmente respetuoso con la solidez del film
original, aunque incluyó en su historia un potente prólogo en el que se narra
el pasado de sus principales protagonistas, dándole igualmente un giro distinto
a la escena final, sin alterar por ello el espíritu de la película de Clouzot.
En Sorcerer se cuenta la aventura que vivirán los integrantes de una cuadrilla
compuesta por personajes solitarios y oscuros (un atracador acusado erróneamente
de asesinato, un banquero corrupto, un terrorista y un asesino a sueldo) cuando
deciden transportar un par de camiones cargados de explosivos a través de una
ruta ciertamente peligrosa en el corazón de México. Un film tenso, inquietante
y perfectamente filmado (de antología la escena del camión intentando cruzar un
destartalado puente colgante) que destaca por su sobriedad narrativa y por la
presencia, siempre de agradecer, de alguien como Roy Scheider. De propina, un
Paco Rabal de lo más castizo con su siempre fantástico spanglish.
Por la noche, Stage Fright, una mescolanza entre el
cine musical y el de psicópatas asesinos con máscara incluida. Una burrada como un
templo, exenta de cualquier tipo de interés, que expone los avatares de un
grupo de jovencitos cantores que, durante sus vacaciones veraniegas en un
campamento dedicado a las artes escénicas, deciden adaptar su propia versión de
El Fantasma de la Ópera pero al estilo kabuki y contando como principal
protagonista femenina con la hija de una actriz que, 10 años antes y durante el
estreno de la misma obra en Broadway, fue asesinada a puñaladas por un hombre
que usaba la misma máscara que el fantasma del título. Una chorrada como la
copa de un pino, ridícula en su propuesta y totalmente previsible tanto en su
desarrollo como en su desenlace. A pesar de la presunta originalidad de mezclar
el musical con terror teenager, no ofrece nada nuevo y fresco al espectador.
Más de lo mismo, sin gracia ni fuerza alguna: asesinatos de lo más variopinto,
sangre por un tubo y una sarta de números musicales totalmente desaboridos.
Lo mejor entre tanto despropósito se encuentra en la brevísima colaboración inicial de Minnie Driver. El resto, es para huir despavorido de la sala.
Al día siguiente, el Festival, como cada año,
ofreció una variedad de maratones cinematográficas, con lo (teóricamente) más
notorio de la programación.
Y ya, para concluir la crónica de estos 9 días
de cine intenso, les dejo con mi top-five particular:
2. Cold in July
4. Musarañas
5. Oculus
A esta lista me gustaría añadir una mención especial
para Wake in Fright (Despertar en el Infierno) y Sorcerer (Carga Maldita), los
dos títulos de los años 70 recuperados para la ocasión. Y, de propina, un
saludo a todos aquellos amigos con lo que, certamen a certamen, nos vamos reencontrando
en Sitges.
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