El sábado 4 de octubre, segundo día de festival, la
jornada empezó en el Auditorio con Young Ones, un western futurista en donde
una familia de granjeros, los Holms, lucharán por defender sus áridas tierras
ante bandoleros de todo tipo. La escasez de agua, la aspereza de la tierra y la
robótica son los principales focos de atención de la cámara de su director,
Jake Paltrow. Una historia sórdida, de personajes tan secos como la misma
tierra que habitan y con un par de interpretaciones memorables: la del cada día
más imparable Michael Shannon y la siempre de agradecer Elle Fanning. Lástima de
la exacerbante lentitud de ciertos pasajes y de poseer alguna que otra laguna a
lo largo de su narración, detalle este último que no supuso ningún problema
para que la cinta se alzara con el premio al mejor guión. A pesar de sus
errores, se trata de un film correcto e interesante, capaz de captar el interés
del espectador.
Musarañas significa el debut como directores de
Juanfer Andrés y Esteban Roel quienes, amparados en la producción por Álex de
la Iglesia, entran a saco en un melodrama terrorífico y claustrofóbico,
salpicado con gotas de comedia y humor negro y contando con una insuperable
Macarena Gómez como principal protagonista femenina, actriz secundada por Nadia
de Santiago y actores como Luis Tosar o Hugo Silva (este último, quizá lo más
desaborido de la función). Ambientada en los años 50, en plena dictadura
franquista y contando con una localización única (el interior del piso que
comparten dos hermanas marcadas por una tragedia familiar), narra una historia
de horror y locura en la que se mezclan fantasmas familiares, amores
frustrados, crímenes y rencores de todo tipo. A Musarañas le cuesta arrancar,
pero una vez puesta toda la carne en el asador, la cosa tiene su gracia, tanto
por los giros que ofrece su guión como por el genuino homenaje que se le brinda al gran guiñol, un género muy recurrido en el cine español de hace unas cuantas décadas.
En la sección Seven Chances se proyectó Lawless (Sin Ley), un thriller ambientado en los años de la Ley Seca que, dirigido por John
Hillcoat (el mismo de The Road) y basándose en un caso verídico, narra las
vivencias de los hermanos Bondurant quienes, resguardados en los bosques de
Georgia, se hicieron los dueños y señores de la destilación y distribución de
alcohol ilegal, hasta que llegó a sus confines un muy particular agente de la ley
procedente de Chicago. Un film irregular, con momentos de gran cine y otros de
mera rutina, cuyo mejor aliciente se encuentra en su espléndido y tentador
casting, del que caben destacar los trabajos interpretativos de Tom Hardy,
Jessica Chastain y Jason Clarke, mientras que Guy Pearce se desmadra a sus
anchas (demasiado) en la piel del policía malvado y Shia LaBeaouf afronta su
rol protagónico de forma más bien anodina, quedando como lo más deslucido de la función.
Ya en sesión golfa en el Auditorio, le tocó al turno
a Goal of the Dead, una locura ciertamente entretenida que transcurre, casi
toda ella, durante un partido de futbol de la Coup de France que enfrenta al
equipo de una pequeña localidad rural con el mismísimo Olympique de Paris. Las
ganas de vengarse de un antiguo jugador del pueblo que optó por dejar las filas
del equipo local para fichar por el Olympique, harán que la fiesta deportiva se
convierta en una batalla campal llena de zombis y mutilaciones varias. Dirigida
por los franceses Benjamin Rocher y Thierry Poiraud, se trata de un
divertimento gamberro que se acerca al deporte rey desde un prisma totalmente
distinto al habitual. Una comedia terrorífica que, al mismo tiempo, vierte su
crítica particular sobre el universo de los jugadores de élite y los
tejemanejes oscuros de sus representantes.
Como colofón a la jornada, Life After Beth, una
pequeña joya en bruto procedente de Sundance: una historia de amor y una
comedia zombi al mismo tiempo. Todo ello muy sutil y con un puntito de
surrealismo que la hace muy especial. Controlada en todos sus aspectos y con la
clara apariencia de una película indi, la cinta se apoya en una cuidadísima
fotografía de tonos realistas (galardonada en el certamen), en su meticuloso guión y en la compacta interpretación de Dane
DeHann, perfectamente respaldado por Aubrey Plaza y el gran John C. Reilly,
entre otros. Dirigida con solidez por el debutante Jeff Baena, la película
arranca con el funeral de una joven adolescente que, pocos días después,
aparecerá de nuevo por su casa como si tal cosa. Un film ingenioso, original y
con un tratamiento innovador para acercarse al mundo de los muertos vivientes.
Divertida, ácida y mordaz.
En el próximo artículo, más.
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