Para celebrar el centenario de la Universal, la major ha estrenado, en alta definición y totalmente restaurado, uno de sus títulos clásicos de finales de los años 40, Bud Abbott y Lou Costello Contra los Fantasmas, una comedia para el total lucimiento de la pareja de cómicos que, al mismo tiempo, se trata de un atípico homenaje a la fauna de criaturas diabólicas que poblaron las cintas de la productora. Así, el conde Drácula, el monstruo de Frankenstein y el Hombre Lobo se aúnan para darles más de un susto a los sobrevaloradísimos Abbott y Costello.
La película, de hecho, no es más que una gran fantochada que, a buen seguro, alcanzó la categoría de “clásico” debido a la originalidad de fundir el humor del dúo protagónico con la imagen de los monstruos habituales de la Universal, así como por la impagable colaboración -en sus roles habituales de Drácula y Hombre Lobo-, de Bela Lugosi y Lon Chaney. Solo faltó Boris Karloff para redondear la broma, por lo cual Glenn Strange, quien ya había interpretado a la criatura del Dr. Frankenstein en un par de ocasiones anteriores, se metió en la piel del terrorífico monstruo.
Abbott y Costello, en su lucha contra los temidos engendros, usan su humor de siempre; un humor totalmente blanco (y bastante estúpido) que se amparaba en la clásica tradición del payaso listo y el payaso tonto. Abbott (Chick en la película) opta por su acostumbrado papel de “listillo” con un mucho de tontolabas, mientras que Costello (el más divertido de los dos debido a su desparpajo) asume a la perfección el rol de Wilbur, un borderline de muchísimo cuidado.
Siete años antes de su estreno, en 1941, los humoristas protagonizaron una película de características parecidas, Agárrame Ese Fantasma, aunque sin la presencia de estrellas de la casa de la talla de Lugosi y Chaney; título que a buen seguro propició el rodaje de Abbott y Costello Contras los Fantasmas, un film que visto hoy en día queda como un trabajo cuyos únicos atractivos residen en ese indiscutible toque kitsch que rezuma y en la seriedad impertérrita con la cual Bela Lugosi encarnó por enésima vez al Conde Drácula: un actor este sobre el que ya se iba perfilando la sombra destructiva de Ed Wood, director con el que en 1953 filmaría Glen Or Glenda?, el primer título de una larga y “fructífera” colaboración.
Un producto sencillo, lleno de tópicos sobre los films fantásticos de la productora, al que hay que acercase con cautela y con la misma inocencia con la que lo hicieron los espectadores de 1949, año de su primer estreno. Aburrir, lo que se dice aburrir, no aburre; pero resulta de una simplicidad atroz. Una rareza por la que han pasado muy mal los años.
2 comentarios:
Me gusta..
Muy Interesante..
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