15.4.11

Malditos bastardos

Como trabajador indignado de la Sanidad Pública en Catalunya, hay momentos en los que es necesario aparcar por un momento el cine y denunciar, sin tapujos, el desmantelamiento que de la misma pretende el Gobierno de CIU en la Generalitat. Con la excusa de la crisis por bandera, pretenden anular un montón de servicios básicos para el ciudadano.

El cierre de camas y de quirófanos, la suspensión de miles de intervenciones clínicas o el despido de buena parte del personal interino, entre otras, figuran entre los recortes presupuestarios presentados por los Gerentes de diversos hospitales catalanes. Dejar la Pública hecha añicos para que el usuario tenga que desviarse hacia las mutuas privadas es una intención que, desde hace muchos años, llevan metida en la cabeza los dirigentes de CIU. Lo típico de un gobierno de derechas: ahogar al de abajo y favorecer al de arriba.

Durante los últimos días, los trabajadores del ramo han protagonizado diversos actos de protesta, incluida la masiva concentración de ayer, con más de 10 mil manifestantes, ante el Palau de la Generalitat, movida ésta a la que también se sumaron otros trabajadores del sector público, como los de Educación, amenazados igualmente de fuertes recortes.

El conseller de Sanitat, Boi Ruiz (un tipejo que estuvo involucrado en un fraude económico en su anterior cargo como Presidente de la Unión Catalana de Hospitales), ante las numerosas protestas, ejerce de Pinocho y alega que se está creando alarma social y que no se van a cerrar camas ni quirófanos. La realidad, y él lo sabe muy bien, es que algunos hospitales, como el de Vall d’Hebron, ya han cerrado algunas plantas y despedido a personal interino antes incluso de la aprobación de los recortes por parte del Govern de la Generalitat.

No se puede paliar la falta de presupuesto para Sanidad privando al usuario de servicios básicos, tal y como se pretende. Lo que hay que hacer es sanearla eliminando centenares de cargos intermedios -con sueldos elevadísimos- que, con los años, se han ido triplicando y cuadriplicando: chupópteros profesionales metidos a dedo que, mientras van cerrándose camas y quirófanos, siguen en sus puestos de trabajo, tocándose literalmente los cojones y arremetiendo con lo poco que le queda a Sanidad. Lo que hace unas décadas era labor de un funcionario (llámesele Administrador o Gerente, tanto da), con su equipo correspondiente, ahora es cosa de cuatro o cinco impresentables, con sus respectivos equipos y con una eficiencia bastante menor que antaño. Éste sería el verdadero y más eficaz recorte: suprimir tanto derroche en base a mantener a sus múltiples sicarios en cargos innecesarios.

No quiero ni pensar en el incierto futuro que le espera a la Sanidad Pública, en el resto del país, cuando el PP se instale de nuevo en el poder. La puta crisis sólo ha servido para enriquecer aún más al rico hundiendo en la miseria a las clases sociales menos favorecidas.

Boi Ruiz (¿o debería apellidarse Ruin?), dimita de una puta vez. La Sanidad es un derecho inalienable: no dejaremos que nos lo robe impunemente.

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