3.8.10

¡Olé con los Sanfermines!

Poco o nada tiene que ver este Noche y Día con anteriores trabajos de su director, James Mangold, como Copland, Identity o la más reciente El Tren de las 3:10. En este caso, el realizador neoyorquino opta por un film de entretenimiento, de pura acción y para ello, para contentar a la taquilla, echa mano de dos de los rostros más populares del Hollywood actual: Tom Cruise y Cameron Diaz. Él ejerce de espía acosado, ella de mujer pizpireta metida accidentalmente en una historia que ni le va ni le viene. Y, por en medio, el McGuffin de turno: una batería de carga perenne muy cotizada. Detrás de ellos (y, por supuesto, de la batería de marras), un montón de agentes de la CIA y los hombres de un narco andaluz (con el careto de Jordi Mollà) dispuestos a hacerse con tal preciado material.

El punto de partida en un aeropuerto, con la toma de contacto de los personajes interpretados por Cruise y Diaz, promete un divertimento atractivo. Utiliza (elegantemente) la comedia como base y, a pequeñas dosis (aunque siempre con un ritmo trepidante), va soltando pistas para que el espectador sepa por dónde van a ir los tiros (que, de haberlos, hay muchos). Una vez la parejita ha embarcado en el avión se inicia una astracanada imparable, mezcla de mascarada y cine de acción. A partir de ahí, todo puede suceder.

De hecho, Noche y Día no es más que un festival de muecas (cargantes) y posturitas de sus dos protagonistas. Por mucho que se empeñe Mangold, la química entre ambos no funciona ni a golpe de bombazos. Ellos, cada uno por su lado (aunque vayan juntitos), buscan chupar cámara a la mínima de cambio. El interés de la historia, por muy acelerada que sea, resulta mínimo y sólo queda el disfrutar (por cojones) con las boberías de los dos y con el sinfín de elipsis narrativas que el realizador se saca de la manga para ahorrarse demasiadas explicaciones en un guión que hace aguas por todas partes.

Hostia va, hostia viene. Persecuciones de todo tipo: en coche, a pie, en moto... Tiroteos a tutti plen. De todo un poco (incluidas unas transparencias que tumban de espalda), aunque metido a saco y sin sentido alguno. El esperado film de acción se ha convertido en un gran circo, con payasos pasados de rosca, que nos pasea por tierra, mar y aire.

Y, como guinda exquisita y muestra de la incultura (o tozudez) de sus responsables, un epílogo (motorizado) que transcurre durante los tradicionales Sanfermines pamplonicas... ¡¡¡pero trasladados al corazón de la mismísima Sevilla!!! ¿Recuerdan las falleras también sevillanas de Mission: Impossible II? Pues esto es similar, aunque ampliado a la máxima expresión. Y, curiosamente, en las dos pelis está el amigo Cruise. Hágaselo mirar, buen hombre.

Por cierto, ¿la sardana es el baile tradicional de la comunidad de Madrid? Y es que ya puestos...

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