El Niño posee un arranque furioso, de esos inicios
que atrapan al espectador en la butaca: dos agentes de policía le siguen los
pasos a un miembro de una banda de narcotraficantes internacionales que está a
punto de levantarles la camisa con un falso trapicheo. La intriga sucede en un
ámbito geográfico muy nuestro, en el estrecho de Gibraltar. Como bien dicen en
la película, España, África e Inglaterra juntas en tan sólo 14 kilómetros.
La cinta parece prometer hasta que aparece en escena
el personaje que da título a la misma, El Niño, al que da vida un insoportable
Jesús Castro en su debut cinematográfico. Entre él, su graciosillo amigo del alma,
un moro que les introduce en el mundo del tráfico de drogas y la hermana de
éste (patética e innecesario intervención de Mariam Bachir), la historia
empieza a escapársele de las manos. Cada vez que la cámara se centra en las
vicisitudes del grupito de jovencitos, el ritmo decae vertiginosamente y la cosa empieza a
parecerse peligrosamente a esos culebrones televisivos de teenagers que tanto
les encanta a Tele 5 y Antena 3.
Suerte que, para paliar las arremetidas de El Niño y
sus comparsas, al otro lado de la trama, en el de los polis, hay gente de tanta envergadura como Luis Tosar, Eduard Fernàndez, Sergi López y Bárbara Lennie quienes, con su sola
presencia, logran despertar hasta a los muertos; vaya, que con su trabajo y la solidez
narrativa que Monzón le ha destinado a las intervenciones de este grupo de
actorazos (incluida una sólida peluca al servicio de la calva del amigo Tosar), la cosa se salva de manera bastante notable..
Automóviles, lanchas, helicópteros… como si fuera el
mismísimo Michael Bay. Todo es válido para la vocación inconfesa de blockbuster
que desgrana El Niño. Persecuciones, crímenes, suspense, infiltrados… Técnicamente impecable. No falta
nada de nada, pero le sobran demasiados minutos de adormecimiento con los
niñatos protagonistas. Tan sólo aligerando su presencia y dejando a un lado el forzado
love story (de cara a la taquilla más facilona) entre El Niño y Amina, el
asunto habría tenido muchísima más sustancia.
4 comentarios:
A mí la parte de los nenes metidos a trapicheros me recordó al cine mangüi de los setenta y ochenta. Añadiría a la parte romántica el destino excesivamente benévolo que le da Monzón a esos tres descerebrados. Y el niño propiamente dicho, un palo.
Lástima. Personalmente, me esperaba mucho más de la película.
Monzón dejó la marca muy arriba con "La celda 211", pero sin llegar a su altura, es una película de acción que no tiene nada que envidiar a las de los yanquis.
Totalmente de acuerdo con su crítica, Spaulding. Una gran oportunidad perdida, en cuestiones técnicas irreprochable. Es insufrible proporcionalmente a la cantidad de planos con cara de palo de el Niño conduciendo vehículos a motor.
Por otro lado, poniéndome al día en vacaciones, he visto reciéntemente "Enemy", que me recomendó usted hace un tiempo, y me ha gustado mucho. Sobre todo por la interpretación de Gyllenhaal, que da una lección de expresión corporal.
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