5.9.14

El blockbuster patrio


Con Celda 211, David Monzón se puso el listón muy alto. De hecho, ahora, con su nuevo film recién estrenado, El Niño, demuestra la dificultad que tiene para superar ese thriller carcelario que, hasta el momento, se me antoja como el mejor trabajo del realizador de esa insoportable comedia coral que llevaba por título El Robo Más Grande Jamás Contado.

El Niño posee un arranque furioso, de esos inicios que atrapan al espectador en la butaca: dos agentes de policía le siguen los pasos a un miembro de una banda de narcotraficantes internacionales que está a punto de levantarles la camisa con un falso trapicheo. La intriga sucede en un ámbito geográfico muy nuestro, en el estrecho de Gibraltar. Como bien dicen en la película, España, África e Inglaterra juntas en tan sólo 14 kilómetros.


La cinta parece prometer hasta que aparece en escena el personaje que da título a la misma, El Niño, al que da vida un insoportable Jesús Castro en su debut cinematográfico. Entre él, su graciosillo amigo del alma, un moro que les introduce en el mundo del tráfico de drogas y la hermana de éste (patética e innecesario intervención de Mariam Bachir), la historia empieza a escapársele de las manos. Cada vez que la cámara se centra en las vicisitudes del grupito de jovencitos, el ritmo decae vertiginosamente y la cosa empieza a parecerse peligrosamente a esos culebrones televisivos de teenagers que tanto les encanta a Tele 5 y Antena 3.


Suerte que, para paliar las arremetidas de El Niño y sus comparsas, al otro lado de la trama, en el de los polis, hay gente de tanta envergadura como Luis Tosar, Eduard Fernàndez, Sergi López y Bárbara Lennie quienes, con su sola presencia, logran despertar hasta a los muertos; vaya, que con su trabajo y la solidez narrativa que Monzón le ha destinado a las intervenciones de este grupo de actorazos (incluida una sólida peluca al servicio de la calva del amigo Tosar), la cosa se salva de manera bastante notable..

Automóviles, lanchas, helicópteros… como si fuera el mismísimo Michael Bay. Todo es válido para la vocación inconfesa de blockbuster que desgrana El Niño. Persecuciones, crímenes, suspense, infiltrados… Técnicamente impecable. No falta nada de nada, pero le sobran demasiados minutos de adormecimiento con los niñatos protagonistas. Tan sólo aligerando su presencia y dejando a un lado el forzado love story (de cara a la taquilla más facilona) entre El Niño y Amina, el asunto habría tenido muchísima más sustancia.

4 comentarios:

El Señor Lechero dijo...

A mí la parte de los nenes metidos a trapicheros me recordó al cine mangüi de los setenta y ochenta. Añadiría a la parte romántica el destino excesivamente benévolo que le da Monzón a esos tres descerebrados. Y el niño propiamente dicho, un palo.

Spaulding dijo...

Lástima. Personalmente, me esperaba mucho más de la película.

El Señor Lechero dijo...

Monzón dejó la marca muy arriba con "La celda 211", pero sin llegar a su altura, es una película de acción que no tiene nada que envidiar a las de los yanquis.

Negro dijo...

Totalmente de acuerdo con su crítica, Spaulding. Una gran oportunidad perdida, en cuestiones técnicas irreprochable. Es insufrible proporcionalmente a la cantidad de planos con cara de palo de el Niño conduciendo vehículos a motor.

Por otro lado, poniéndome al día en vacaciones, he visto reciéntemente "Enemy", que me recomendó usted hace un tiempo, y me ha gustado mucho. Sobre todo por la interpretación de Gyllenhaal, que da una lección de expresión corporal.