Tras un largo parón vacacional, regreso con las
pilas cargadas y dispuesto, en un principio, a irles ofreciendo información, a
modo de pequeñas grajeas vitamínicas, sobre los títulos que he ido viendo durante este
periodo de ausencia bloguera total.
Hoy empiezo con Objetivo: La Casa Blanca, una action
movie compacta y entretenida. Cine de evasión al cien por cien, con esa cosa
insufrible del Gerard Butler ejerciendo de héroe de acción aunque perfectamente
respaldado por gente como Aaron Eckhart, Morgan Freeman o Angela Bassett.
Dirige, con pulso firme y eficacia, un Antoine Fuqua al que le ha costado convencer
a las plateas desde su carismática y potente Training Day.
La cinta no es más que un claro acercamiento al
estilo de la Jungla de Cristal, sin John McLane pero si con Mike Banning (el
insoportable del Butler), un ex agente del servicio de seguridad del presidente
de los EE.UU. que, a pesar de estar
traumatizado por un accidente del pasado, pasa a ser el único hombre disponible
para deshacer un entuerto que podría poner en peligro la estabilidad de su
país: el presidente y algunos peces gordos se han convertido en rehenes de un
violentísimo comando coreano que acaba de tomar la Casa Blanca.
No esperen muchas sorpresas ni un guión despampanente. Sólo por la brillantez de sus
innumerables escenas de acción (no tiene desperdicio alguno la larga secuencia
del asalto a la Casa Blanca) y el nervio que le imprime Fuqua a la historia, ya
hay más que suficiente para disfrutar con la propuesta. El entretenimiento está
servido.
Si en lugar del Butler fuera otro el pájaro protagonista, el asunto seguramente aún funcionaría mejor.
3 comentarios:
¿Son los malvados coreanos los malos en esta ocasión?
Muy de acuerdo. Salvo que el Butler no llega a darme el desagrado que le provoca a usted. Me funcionó mucho más de lo que pensaba. Y sí, los malvados son los coreanos.
Para el presupuesto que tiene la película -muy mediano- luce pero que muy bien en pantalla, como peli de gran presupuesto.
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