7.5.10

Life Underground

El Fantástico Señor Zorro o, lo que es lo mismo, el peculiar y hermético universo de Wes Anderson sumado al ingenio de Roal Dahl, autor del cuento en el que se basa la película. Una curiosa manera, la del director norteamericano, de acercarse por vez primera al mundo de la animación; una animación cutre pero altamente resultona, ideal para su personalísimo estilo.

Entre los miembros de la familia Fox y los de los Tenenbaum hay muy pocas diferencias, a no ser porque los primeros son animales y los segundos seres humanos. De todos modos, en su cine, los animales actúan igual de raro que los hombres. El Sr. Fox, sin ir más lejos, ejerce de columnista en un periódico tras haberse alejado, momentáneamente, de sus compulsivos robos de gallinas. Y es que al zorro no le queda otro remedio que dejar las fechorías a un lado si no quiere perder a la que ha de ser su futura mujer.

Wes Anderson sigue fiel a sus reglas y a sus personajes, persistiendo en el retrato (jocoso) de grupos disfuncionales. Su particularismo sentido del humor y las relaciones entre personajes han variado muy poco. Aquellos que viajaron a Darjeeling bien podrían integrarse entre el grupo de animales que secundan (a regañadientes) las iniciativas del Sr. Fox o, por el contrario, en el de humanos que intentan acabar con las terquedades de éste. A ambos lados del conflicto cuecen habas. A un lado Fox y sus satélites parias; al otro, tres granjeros (o empresarios, léanlo como quieran) amantes de la especulación y las soluciones violentas. El festín de Anderson cubre todos los espectros de la lucha de clases.

Película extraña, aunque divertida e ingeniosa, a la que vale la pena aproximarse (casi por obligación) a través de su versión original subtitulada. El que al zorro protagonista le otorgue la voz el mismísimo George Clooney, potencia sobremanera el carácter cool, pendenciero y un tanto jetas del personaje en cuestión. Y de propina, otras voces de lujo como las de Meryl Streep, Willem Dafoe o Bill Murray, una habitual, este último, del cine de Wes Anderson. Una gamberrada en toda reglas: imposible imaginármela doblada.

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