20.1.15

Relegados


Hasta el momento, La Isla Mínima se me había ido escapando. No por falta de ganas, sino por falta de ocasiones y de tiempo. Ganas le tenía desde que se estrenó a finales del pasado mes de setiembre. Y el último fin de semana, por fin, pude disfrutar de su visionado: uno de los mejores thrillers que ha parido el cine español en años. Duro, contundente y sobrio; una cinta policiaca modélica, capaz de reflejar al mismo tiempo una época de cambios en una España embadurnada que aún se resistía a deshacerse de la ponzoña que había quedado tras cuarenta años de franquismo.

Ambientada en setiembre de 1980, narra la llegada de dos policías de Madrid a un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. El par de detectives son Juan y Pedro: el primero, un agente de métodos aún bastante anclados en el pasado; el segundo, de mirada más abierta y democrática. Ambos, no muy bien vistos por altos organismo policiales por cuestiones de distinta índole, han sido relegados provisionalmente al lugar para cumplir una especie de castigo nunca declarado como tal. Pero todo cambiará para la pareja de investigadores cuando aparezcan los cuerpos mutilados y sin vida de las jóvenes desaparecidas. Algo muy purulento se cuece en la zona desde muchos años antes de estos dos asesinatos.


Tras haber hecho sus pinitos en el género con el irregular Grupo 7, su film anterior, Alberto Rodríguez, su director, vuelve a contar con el apoyo de su guionista habitual, Rafael Cobos, para urdir una trama inteligente que, sin fisuras y con varios y sorprendentes giros argumentales, ayuden a montar el rompecabezas propuesto desde los primeros minutos de proyección. No hay nada que se le escape en su devenir: la historia policiaca es rotunda, la relación entre los dos agentes y su forma de llevar a cabo la investigación resulta de lo más creíble y su final, sin un solo cabo suelto, es para helar la sangre al más pintado.

Juan y Pedro o, lo que es lo mismo, Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo, la pareja ideal para dar vida a esos policías que, llegados de la gran ciudad, han de enfrentarse a una sociedad arcaica en medio de un país convulso que intenta dejar atrás una herencia de mierda. Cada uno de ellos, de manera magistral, haciendo completamente suyos a sus respectivos personajes: el primero, Gutiérrez, cargando con el más espeso de los dos y, el segundo, Arévalo, dotando de personalidad propia a un detective hastiado de pertenecer a una institución que sólo le depara malos rollos. Y es que ambos, cada uno en su estilo, están insuperables.


Y allí, dominando todo el cotarro, el tercer y gran protagonista de La Isla Mínima, esas marismas del Guadalquivir que han sido retratadas desde el aire como un paraje de ensueño por la cámara de Álex Catalán para, desde a ras de suelo, transformarlas en una planicie sofocante, fangosa e incluso desesperante. Una mutación paisajística que acompaña a la perfección el avance argumental de la cinta.

Un serial killer a la española y de gran envergadura que poco tiene que envidiar a True Detective, esa prestigiosa serie norteamericana protagonizada por Woody Harrelson y Matthew McConaughey, con la que se le ha comparado en muchas ocasiones.


De haberla visto en su fecha de estreno, a buen seguro la hubiera situado entre los primeros títulos de Lo Más Mejor del 2014. Es sencillamente impresionante.

4 comentarios:

caligula dijo...

Ya me extrañaba a mí no verla en lo más mejor del 2014!! Mire que se lo dije y no me hace usted caso... ays...
Estupendísima la película esta. Javier Gutiérrez estupendo por todas partes. Ya lo estaba en aquella película tan bonita (sí, creo que la palabra es bonita) de Un Franco 14 Pesetas (sí que me gustó, sí... qué ha sido del que la dirigió? nunca más se supo o se supo poco, creo que hay una segunda parte pero no sé nada de ella... otro director español marginado porque no se apellida Trueba? que esos están hasta en la sopa!!)

Lo único, que no es tan grave ni mucho menos, es Antonio de la Torre. No sé qué le ven a este tío. A mí es que ni fú ni fá, no me parece para tanto. Todo el mundo diciendo que es un peazo actor, y a mí es que no, eh? que no es que diga que es malo, que no está al nivel de Eduardo Noriega, es que no me parece para tanto y venga todo el mundo a decir que es la leche. Tendré que graduarme las gafas.

Spaulding dijo...

La del Franco 14 pesetas, que no está nada mal, tiene una continuación patética (a punto estuve de ponerla entre lo peor del 2014). El director de ambas es el también actor Carlos Iglesias.

En cuanto a Antonio de la Torre, yo soy de los que creen que es un muy buen actor.

Espero que La Isla Minima se lleve todos los premios habidos y por haber en los Goya de este año.

Negro dijo...

Totalmente de acuerdo, "La isla mínima" es un peliculón. Aun diría más, a mi gusto es la mejor película española en bastantes años. Quizás parezca exagerado, pero es que para sacarle algún defecto tendría que nombrar detalles nimios que poco afectan al conjunto de la película. Quedé muy sorprendido con Alberto Rodríguez por la forma inteligente de plasmar su excelente guión en pantalla.

Por cierto, ya que estamos cercanos a los Goya y aunque las comparaciones siempre son odiosas, con sólo cierta escena nocturna de acción, me atrapó más que en las tropocientas acuáticas de "El Niño".

caligula dijo...

No obstante, don Spa, le reconozco que Antonio de la Torre estaba más que bien y daba un miedo que pa qué en Balada Triste de Trompeta, la que para mí es la mejor película de Alex de la Iglesia. Ahí sí que se salía por los cuatro costados. Después estuvo aquella del caníbal que me pareció un tostón...