Sin hacerles esperar más, aquí tienen las 10 mejores
del año. Y, como siempre, de menor a mayor relevancia. O sea, del 10 al 1.
10.- Snowpiercer. Ambientada en un
futuro no muy lejano, en donde el calentamiento global está a punto de
mandar la Tierra a la mierda, el coreano Bong Joon-ho nos ofrece toda una lección de ritmo y
entretenimiento cinematográfico, con crítica social incluida, que transcurre,
toda ella, en el interior de un tren que, dotado de un motor en continuo
movimiento, da vueltas en círculo a un planeta que ha quedado totalmente
helado por culpa de un fatal experimento científico. Una especie de Arca de Noé
portadora de los pocos supervivientes de la hecatombe: delante, la clase alta;
detrás, la clase baja. La revuelta no se hará esperar y, durante la acelerada
travesía, toda clase de aventuras y contrastes sociales. Lástima que sin embargo cojee
un poco en su “filosófico” y "existencialista" episodio
final, justo con la aparición del gran Ed Harris; episodio que sin
embargo compensa sobremanera el rol de una inmensa Tilda Swinton dando
vida a una Ministra rastrera, ridícula y cobarde que, por su comportamiento, puede
recordarnos a alguna que otra fémina entresacada de la fauna de gobernantes de
nuestra España actual. Es una lástima que se estrenara en poquísimos cines y
con una desgana total.
9.- Enemy. Film canadiense basado en la novela
El Hombre Duplicado de Saramago que, dirigido por Denis
Villeneuve (el mismo de las más comercial Prisioneros),
entra de lleno en una historia marcada por el surrealismo total y en la que un
excelente Jake Gyllenhaal desarrolla dos papeles distintos: por el un
lado el de Adam, un profesor depresivo y, por el
otro, el de Anthony, un actor al que acaba de
descubrir en un DVD y que resulta ser un tipo totalmente calcado a él. Un
duplicado al que intentará acercarse, provocando con ello un desorden físico,
mental y emotivo de lo más descarnado. Film extraño, enigmático, dotado de un
plano final totalmente desconcertante (aunque sorpresivo), perfectamente
dirigido y capaz de crear una atmósfera opresiva tan enfermiza como turbadora. A
todo ello añádanle las interesantes aportaciones interpretativas de sus dos partenaires
femeninas, Mélanie Laurent y Sarah Gadon, así como la corta
pero densa colaboración de Isabella Rossellini. El mal rollo psicológico
está asegurado.
8.- El Lobo de Wall Street. Martin Scorsese se
acerca desde la comedia, de forma satírica y un tanto alocada, a la vida de Jordan Belfort, un cínico de muchísimo cuidado que
labró su propia fortuna a costa de los demás. Ambientada a finales de los años
80, más que una disección del funcionamiento económico de la sociedad actual,
se centra, ante todo, en los desmanes y excesos del tal Belfort, un joven sin escrúpulos que dilapidaba gran parte de sus
millonarias ganancias (aparte de en grandes mansiones, yates y helicópteros) en
pagarse sus múltiples vicios. De forma inteligente, deja a un lado los temas
económicos para demostrar la poco fiabilidad de sus
protagonistas, apuntando directamente hacia la irreflexiva existencia de un tipo
que iba de sobrado y muy colocado por la vida. Dotada de un sentido del humor de lo más incivil y por momentos hasta delirante, es capaz de conseguir con
éste pasajes de absoluta (aunque cáustica) jocosidad en donde Leonardo
DiCaprio demuestra sus grandes dotes cómicas amparado, en todo momento, por su
segundo de abordo, un Jonah Hill que
se sale dando vida a su socio y amigo Donnie,
otro tarambana como él. Tres
horas de metraje que pasan en un abrir y cerrar de ojos. Se acerca al feroz mundo
del capitalismo actual con la escopeta cargada y sin aburrir al personal con
detalles técnicos, dejándonos bien claro que los crápulas que se están metiendo
nuestro dinero en sus bolsillos son unos hijos de puta de muchísimo cuidado. Scorsese en estado de gracia.
7.- Her. Spike Jonze es un cineasta peculiar, extraño, capaz de no dejar indiferente con sus films a nadie, sea para bien o para mal. Con Her ha llegado a su madurez como director, al tiempo que nos ofrece su obra más redonda. Emotiva, divertida, crítica, ácida... un poco de todo para envolver una atípica historia de amor: la que nace entre un escritor solitario empleado en una empresa dedicada a redactar cartas para terceros, y un nuevo sistema operativo, recién salido al mercado, que ofrece una relación virtual totalmente distinta, aunque igual o más profunda, a la de las relaciones sentimentales entre seres de carne y hueso. Una de las historias de amor más profundas y diferentes que nos haya brindado el cine que se apoya, ante todo, en el excelente trabajo interpretativo de un Joaquim Phoenix fuera de serie y en la cálida y sugestiva voz de Scarlett Johansson. Una cinta vibrante, conmovedora, atemporal, de calmada puesta en escena y diestra a la hora de anunciar lo que nos puede deparar la actual dependencia de la informática y las redes sociales. Un cuento de tintes fantásticos, tan emotivo como sugerente.
6.- La Venus de las Pieles. Basándose en una pieza
teatral de David Ives, a su vez inspirada en la novela de Leopold von Sacher-Masoch (el
llamado padre del masoquismo), Roman Polanski entra a saco en un tema que le va
como anillo al dedo. Sin esconder su origen escénico, aún lo
potencia más haciendo que toda la acción, protagonizada por dos únicos
personajes, transcurra en el interior de un viejo teatro parisino mientras en
el exterior diluvia sobre las calles de la París. Dentro, el autor y
director de una obra teatral a punto de estreno mantendrá un tenso duelo con una mujer que se ha
presentado a última hora al casting para conseguir interpretar a la
protagonista femenina. Un divertimento perverso de alta envergadura, en donde el personaje masculino, sucumbe sin darse cuenta ante el juego que le propone una fémina
camaleónica que, de aparentar ser una mujer chabacana, pasa a adoptar varios
roles totalmente distintos, a cual más embriagador y sorprendente: de sometida
a dominante, de seductora a seducida, de inocente a astuta... Un inquietante
juego de espejos que salta de la comedia al melodrama, y viceversa, en
numerosas ocasiones y en donde el realizador deja fluir todos los fantasmas y
obsesiones que se han ido acumulando a lo largo de su filmografía, empezando
por ese toque claustrofóbico tan habitual en su cine. De propina dos
magistrales interpretaciones: las de Mathieu Amalric (un actor de características físicas
muy parecidas a las del propio Polanski) y Emmanuelle Seigner (compañera sentimental del director
en la vida real). Un extraño pasatiempo del que sólo podrá salir un
único ganador. Imprescindible disfrutarla en su versión original subtitulada.
5.- Viva la Libertà. El siciliano Roberto Andó
dirige con mano firme esta ingeniosa fábula política en la que un magnífico Toni
Servillo se desdobla en dos personajes distintos: por un lado el del deprimido
secretario general del partido de la oposición italiana y, por el otro, el de
su hermano gemelo, un filósofo bipolar recién salido de un centro psiquiátrico.
Tras la inesperada desaparición del primero, su asistente personal recurrirá a
los servicios del segundo para sustituirle ante la opinión pública. Crítica y
emotiva al mismo tiempo, la cinta se sustenta, ante todo, en el gran trabajo interpretativo
de su duplicado protagonista masculino y, al mismo tiempo, en esa mirada sardónica
y perversa con la que se enfrenta a nuestra cuestionada tropa de representantes
políticos. De propina, ese toque de maldad fraternal que siempre está presente en
los films con gemelos a bordo.
4.- Crónicas Diplomáticas. Bertrand Tavernier se
aleja de sus melodramas habituales para acercase al mundo de la comedia con la
adaptación a la pantalla grande del cómic Quai d’Orsay de Abel Lanzac y
Christophe Bain, en donde, a golpe de pequeñas y trepidantes historias cortas,
queda cien por cien reflejado el histriónico carácter de un Ministro de Asuntos
Exteriores de derechas al que interpreta, a las mil maravillas, Tierry Lhermitte,
un actor que parece disfrutar de lo lindo sacándole las miserias al aire a su
personaje y a la impresentable troupe de políticos que le rodean. Brillantes
diálogos, situaciones perfectamente planteadas y un ritmo imparable, no dejan descanso
posible a un espectador que, a los pocos minutos de proyección, se verá
atrapado en el vertiginoso laberinto provocado por un sinfín de pasillos en los
cuales un montón de títeres incalificables dictarán leyes y comunicados de toda
índole. Raudas aperturas de puertas y una enfermiza pasión por los rotuladores “fosforitos” formarán parte de una de las más ingeniosas terapias de la temporada para no
volver a simpatizar jamás con la raza política.
3.- Begin Again. John Carney, años
después de Once, repite con el musical aunque, en esta ocasión desde un punto
de vista totalmente distinto al del film que le encumbró. De hecho, Begin Again
es un musical encubierto, totalmente optimista y alegre, pese al estado de ánimo de su
protagonista principal, un ejecutivo de una empresa discográfica al que acaban
de poner de patitas en la calle y al que interpreta un sobresaliente y
sorprendente Mark Ruffalo. La inteligente elección de Keira Knightley para dar
vida a una joven promesa de la música y la brillantez emotiva con la que
utiliza su excelente banda sonora para convertirla en el verdadero motor de
muchos de sus pasajes, hacen de esta una obra fresca, original y por momentos
enternecedora. Si no la vieron en su día, acérquense a ella lo más rápido
posible y déjense envolver por la sensibilidad de un director que conjuga a la
perfección música y sentimientos. Toda una gigantesca lección de buen
gusto.
2.- Nebraska. . Fiel a su particular estilo, en
donde se barajan con efectividad el melodrama con un muy peculiar sentido del
humor, Alexander Payne acerca al espectador al emotivo viaje que inician por
carreteras de Norteamérica para llegar hasta Lincoln (Nebraska), un padre con claros síntomas de senilidad y uno de sus dos hijos. El objetivo: cobrar un supuesto premio
publicitario. Arropando a su historia con una efectiva fotografía
en blanco y negro, Nebraska significa un tierno retrato del modo de vida
de la fauna de personajes que conforman la América profunda y a los que, a
pesar de su pretendida dureza, la cámara se aproxima a través de un encomiable aunque
socarrón toque de comedia. Una road movie distinta que, cocinada a fuego
lento, saca a la luz las miserias de una familia que nunca vivió tiempos
mejores. Odio, amor, insolencias y también, por qué no, un mucho de ternura. A pesar de ser un film de y sobre
perdedores, Payne ha sabido darle la vuelta al género y, de forma
inteligente, lo ha convertido en un agradable y conmovedor canto a la vida, en
donde esa malsana pasión por la lágrima fácil brilla por su ausencia. Una
pequeña joya con la propina de un gigantesco Bruce Dern quien, a sus
78 años de edad, se metió en la piel del testarudo y borrachín Woody para componer a uno de los mejores personajes de
su carrera.
1.- Relatos Salvajes. Ingenioso film argentino que,
producido por El Deseo (la productora de los Almodóvar Bros.)
y dirigido por Damián Szifron, nos muestra, a través de seis episodios
sin desperdicio alguno, lo que puede llegar a hacer la persona humana cuando se
la somete a una situación límite, cuando se desborda la gota que colma el vaso.
Dramática, trágica, cínica y, ante todo, negrísimamente divertida. Grandes
actores como Grandinetti, Sbaraglia o Darín, entre otros,
dan soporte a una cinta milimétricamente calculada: desde su magistral prólogo
a bordo de un avión hasta el capítulo final centrado en la celebración de una
boda. No hay ningún episodio que destaque por encima de los otros, todos tienen
el mismo nivel de calidad y demuestran que, en tan sólo cuatro trazos de guión,
Szifron tiene más que suficiente para definir a la perfección a todos
sus personajes y las circunstancias que les llevarán a su irremediable
explosión de furia. Dos horas que pasan como un suspiro y que, a mi gusto, tan sólo
tiene una pega: me quedé con ganas de dos o tres episodios más. Redonda. Si aún
no la han visto, recupérenla lo antes posible. No se la pierdan. Lo mejor de lo
mejor. Lo más mejor.
Y en el próximo post, lo más peor del 2014.
Y en el próximo post, lo más peor del 2014.
6 comentarios:
Muy apreciado Sr. Spaulding. CASI no podría estar más de acuerdo con su elección. Me satisface especialmente su número 1, una verdadera joya. Difiero en el 5: me aburrió bastante. Yo habría puesto, con el mismo Sevillo, "La Grande Bellezza" en el número 2 o 3, sin alterar el resto. Creo que "entra" en 2014, pero no estoy seguro. En fin... todo es opinable, ¿verdad? Aprovecho para desearle un magnífico 2015. Pd.- Espero que la cabina telefónica (¿todavía quedan cabinas telefónicas?)que vd. habita tenga calefacción.
Apreciado Sr. Larriba: La Gran Belleza, si mi memoria no falla (que bien podría ser) la puse entre lo peor del 2013. Al contrario que usted, no me gustó nada. Cuando me enfrento a un Fellini, me gusta que sea un Fellini de pura cepa.
En mi modesta cabina telefónica no hay calefacción. Soy de la vieja escuela y aún sigo recurriendo al butano.
Aprovecho para darle un muy fuerte abrazo y desearle lo mejor para este 2015 que se avecina.
me alegra profundamente, don Spa, que no haya incluido entre lo más mejor el tostón de Boyhood, como ha hecho todo el mundo, y tampoco Pérdida o Interestellar (que, bueno, sin que estén mal, no están tan bien como dicen). Pero, sobre todo, que no incluya Boyhood. Ya no me siento tan raro.
Por cierto, se me olvidaba: le agradezco también que incluya Enemy y que haga referencia a ese último plano, que sí que descoloca y vuelve a descolocar (como beben los peces en el río). Bueno, también que esté Her y que señale usted la voz de la Johanson.
Don caligula: A mi Boyhodd no me desafrada, lo que ocurre que no me parece tan perfecta como para meterla entre las 10 mejores del año. Algo parecido me ocurre con Perdida que, gustándome, por ser tan rocambolesca y tan poco creíble, la he excluido de mi lista personal.
Por cierto: "desafrada", un nuevo vocablo a tener en cuenta.
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