Son dos. Toda una pareja estable. Visten de negro. Usan tirantes para sujetarse los pantalones. Uno, el más alto, los tiene de color rojo; el otro, el más bajo, de color azul. El poli bueno y el poli malo. El payaso sabio y el payaso tonto. El tonto peca de irascible y violento: lo suyo es liarse a cabezazos con el primero que se cruza en su camino. El sabio, en cambio, está para calmarle los ánimos a su compañero. Han viajado por todo el mundo y lo que más les ha llamado la atención es que, en Australia, el agua gira en diferente sentido que en nuestro país.
Ahora están aquí para avisarnos de un terrible suceso que se nos avecina. Dicen que una manada de pelícanos salvajes (“pelíncanos” en su versión original), dotados de poderes destructivos, se van a hacer con el planeta Tierra. Empezarán con la invasión de Barcelona y, a marchas forzadas, seguirán devastando el resto del mundo. Según cuentan los de los tirantes, tras las demoledoras criaturas se localiza un ser humano (conocido de todos) con tremebundas ganas de venganza.
La extraña pareja atiende por Faemino y Cansado. Evidentemente, son dos. Estos días están actuando en un céntrico teatro barcelonés. El jueves por la noche acudí a una de sus representaciones. Son lo mejor del universo humorístico español. Diferentes, punzantes, absurdos, delirantes… Canela en rama. Ahora, tras pegarme un chute de su arte, me siento mucho más relajado. Si van por su casa, no los dejen escapar.
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