Los bosques que rodean un gran lago francés, son el enclave ideal para que varios homosexuales acudan al lugar a practicar nudismo y cruising en medio del follaje. Este es el único escenario geográfico que enmarca la historia planteada por el director y guionista Alain Guiraudie para El Desconocido del Lago, un film de temática claramente gay y totalmente explícito en sus numerosas escenas de sexo.
Planteada, en sus primeros minutos, como un
melodrama indie, la cinta da un giro hacia el thriller cuando uno de los jóvenes y asiduos
visitantes del lago, durante un anochecer, se convierte en testigo de excepción
de un asesinato para, posteriormente, sentirse atraído fatídicamente por la
figura del criminal, un tipo que, físicamente y a grandes rasgos, es una especie de mezcla
entre Freddie Mercury y Tom Selleck.
Hasta aquí todo resulta más o menos pasable, aunque sea difícil de asimilar el enamoramiento de un hombre a sabiendas de que su nuevo
amante no es más que un asesino con poquísimos escrúpulos. El problema es que,
una vez planteado su argumento, el desarrollo de éste opta por derroteros bastante ridículos y nada factibles, empezando por la patética y grotesca figura
de un inspector de policía que aparece por el lugar para investigar la aparición
de un cadáver en el agua, así como por su resolución final, una especie de
tomadura de pelo filmada desde la más absoluta oscuridad. Eso sí, para darle
algo de (falso) empaque cultureta a la cosa, se monta una facilona metáfora entre la
imagen de los invasores siluros del lago y el asesino de marras.
Vistos los resultados, El Desconocido del Lago, aparte
de resultar un trabajo aburridísimo y narrado sin ningún tipo de nervio, está
realizado con la única y gamberra intención de provocar al público más
conservador quien, entre otras delicatessen, podrá disfrutar de la inclusión de
primerísimos planos de penes erectos, de una felación mostrada de forma
detallista, de numerosas enculadas e incluso, de propina, de una corrida en la que no se escatima ni en chorro ni en cantidad de semen. Vaya, una especie de porno con coartada gafapastosa.
2 comentarios:
Pues si. Todo un coñazo. No la vi terminar. A mi es que el porno cultureta me destroza y me parece un toston. Me parece la excusa de los gafapastas para no parecer tan salidorros como todos los demas cuando lo son. Pero como aburren no lo parecen. Lo mismo que con La Vida de Adele...
Uffff, la Vida de Adele, que además es larguísima. Al menos, esta cosa del lago, lo único largo que tiene son las pollas.
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