10.- El Método. O cómo montar una estructura argumental prometedora y destruirla en pocos segundos de metraje, en menos que canta un gallo. Un quiero y no puedo, capaz de desperdiciar la presencia de un buen grupo de actor y de aniquilar cualquier atisbo de verosimilitud con sólo dos líneas de guión.
(crítica)
9.- Entre Copas. Todo un catálogo sobre enología y, al mismo tiempo, un sorprendente compendio de pedanterías sin límite. Reiterativa, burda y sin historia alguna que contar. Una road movie con poca road y demasiado vino. El bla bla bla cinematográfico más plomizo y somnoliento del año. Ideal para charlatanes de esos que pían mucho y no dicen nada.
(crítica)

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7.- El Gran Golpe. O cómo disfrazar un panfleto publicitario de una agencia turística en una película de aventuras. Una mínima intriga policiaca (por no decir inexistente), un mucho de publirreportaje en hotel de lujo y un festival de levantamientos de ceja por parte de Pierce Brosnan. Mientras, Woody Harrelson emula a Fofó y la Salma Hayek ejerce de chica florero. Todo un ejercicio de estilo.
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5.- El Reino de los Cielos. Una manera como otra de dar al traste con cualquier atisbo histórico mínimamente real. Mucho presupuesto y mucho figurante (por algo se trata de Las Cruzadas, pues había mucha gente por ahí), pero el rigor no asoma ni por casualidad. Cine épico anquilosado, aburrido e interminable. Y, de propina, el soso del Orlando Bloom. ¿Ustedes creen que un chico, con nombre de insecticida, puede triunfar en la pantalla grande?
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3.- La Isla. Un mucho de La Fuga de Logan, otro poco de Coma, unas gotitas de Blade Runner y una sobredosis de tontería. Haga usted su propia película partiendo de retales de otras. No es necesaria mucha inteligencia, sólo un poco de picardía. Y si coloca tres o cuatro helicópteros y después los estrella, mejor que mejor. Aunque, tratándose de cine espectáculo, sus pasajeros no han de salvarse jamás. Siempre es más efectivo y parece más real.
(crítica)

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1.- Primer. El snobismo llevado al máximo. La pedantería de no decir nada y simular contar mucho. Y quien no la entienda, es porque no quiere o porque es corto de entendederas. Matemáticas y viajes en el tiempo. O, lo que es lo mismo, cuatro tíos con corbata y en mangas de camisa moviendo muebles en un garaje. El máximo del intelecto humano. Y lo que es peor: muchos aún se la creen. La gran tomadura de pelo del año.
