1.12.05

Another woman

La Vida Secreta de las Palabras, el nuevo film de la directora catalana Isabel Coixet, bien podría haberse titulado La Fuerza de las Palabras o La Convicción de las Palabras. Sea como sea, es innegable que golpea y despierta conciencias. Recuerda pasajes de nuestra historia reciente que la mayoría, erróneamente, hemos borrado del disco duro.

Un trabajo emotivo y vibrante, escrito y filmado con el corazón. Deja fluir los sentimientos de forma natural y hurga en una llaga profunda y dolorosa que nunca hemos querido reconocer como nuestra. Una herida cercana, en el tiempo y en la geografía europea.

Cámara en mano (temblorosa y vacilante, como sus propios protagonistas), la cinta se acerca a un universo cerrado y solitario, plagado de personajes al límite. Una plataforma petrolera, situada en medio del mar y ante la costa irlandesa, es el escenario en el que transcurre la mayor parte del film. Un accidente en el lugar ha dejado postrado en cama a uno de sus trabajadores (un comedido Tim Robbins), aquejado de fuertes quemaduras y ceguera pasajera. Una joven solitaria, misteriosa y parca en palabras, se ofrecerá como enfermera para ocuparse del hombre lesionado. Entre ambos irá creciendo un fuerte sentimiento de amor potenciado, en todo momento, por el poder de sus diálogos.

La sombra del cine de Lars Von Triers pulula por la película de Coixet. La citada cámara en movimiento, sus desarraigados personajes y la crudeza de lo expuesto la acercan a muchos de sus títulos. Y no sólo por estos aspectos pues, al igual que la ciega de Bailar en la Oscuridad, la joven protagonista sufre una minusvalía física que la aísla, en parte, del mundo exterior. Una mujer reservada que esconde un secreto doloroso. Ya no le quedan placeres. Incluso ha arrinconado la pasión que sentía por la lectura. Ya no cree en las personas.

Sarah Polley, la misma que protagonizara Mi Vida Sin Mí, es Hanna, la muchacha encerrada en sí misma. Una interpretación soberbia, genial, con una escena antológica: un monólogo amargo y confesional que nada tiene que envidiar al de El Último Tango en París, cuando Marlon Brando suelta toda su rabia ante el cadáver de su esposa. Aquí, al igual que en el film de Bertolucci, Hanna vomita sus terribles demonios interiores. Uno de los momentos del cine actual filmados con más ternura y solidez.

Coixet se toma su tiempo para entrar en materia. Le cuesta demasiado arrancar. Pero, cuando lo consigue, esse muestra visceral. La Vida Secreta de las Palabras es un film honrado y valiente, capaz de mostrar el horror de las guerras sin recurrir a una sola escena de violencia. Y, al mismo tiempo, se trata de una bella historia de amor, sin trampas ni falsedades.

Los que ya la hayan visto, seguro que no olvidarán jamás la promesa del personaje de Tim Robbins a Sarah Polley. Y es que, a veces, una única frase, colocada en el momento justo y adecuado, cambia una historia radicalmente de tercio. Tanto en el cine como en la vida misma. Y es que las palabras, bien usadas, tienen vida propia.

No se la pierdan.

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