Descanse en paz, buen hombre.
31.5.10
29.5.10
EN RESUMIDAS CUENTAS: De batracios y dragones

Clements y Musker le dan la vuelta a El Príncipe Sapo de los hermanos Grimm. Al igual que en el original literario, hay una princesa y un sapo. Y un beso…, aunque los efectos de éste dejen algo que desear ya que, en lugar de convertirse el batracio en humano, es la muchacha la que transmuta en rana. Acompañando a los saltarines enamorados, un sinfín de personajes perfectamente definidos, de entre los que caben destacar un hechicero maligno (escapado directamente del 007 Vive y Deja Morir) y un cocodrilo bonachón que aspira a convertirse en trompetista famoso. No en vano, este último atiende por el premonitorio nombre de Louis.
Atención a la perfección musical y visual de los números coreográficos y, ante todo, a la brillante ambientación de los parajes pantanosos de Louisiana y aledaños. Canela en rama. Un trabajo ideal para recuperar la magia de los viejos films marca Disney.
Los que aún siguen fieles a la animación informática (y, en este caso, en 3D) son la gente de DreamWorks quienes, desde Cómo Entrenar a Tu Dragón, plantean una sencilla aunque efectiva historia ambientada en una aldea vikinga con problemas para sobrevivir a los continuos envites de una manada de dragones feroces. Dean DeBlois y Chris Sanders son sus responsables más directos.
Como principales protagonistas, Hippo y Toothless (Desdentao en la versión española). El primero es el hijo del Jefe vikingo, un muchacho nada valeroso en la lucha contra los dragones. El segundo, un dragón alado de rasgos felinos, muy a lo Pokemon, que se convertirá en la fiel mascota del primero. Acompañándoles en sus devaneos, una incomparable y genuina fauna de guerreros vikingos con múltiples guiños a los tebeos de Astérix y al clásico de Richard Fleischer con Kirk Douglas y Tony Curtis.
Una historia de amistad y comprensión y, al mismo tiempo, un divertimento plagado de aventuras y bien perfiladas escenas de acción. Su mayor encanto radica, aparte de la fantasía vertida, en el cuidado diseño de las distintas especies de dragones y en el modo de mostrar las costumbres del pueblo vikingo. De fondo, la relación tensa entre un padre y un hijo con resolución (inevitablemente) feliz.
24.5.10
Bipolaridad


La curiosidad de Two Lovers radica en que, sin tratarse de un thriller al uso ni de un film de suspense, se apropia de la mayor parte de elementos del género para desvelar la intriga de saber por cual de esas dos mujeres se decantará el protagonista. Con tales componentes, Gray desarrolla una película cuyo mayor acierto se encuentra en su poder descriptivo. El delicado modo de acercarse a la familia y aledaños de Leonard o la particular manera de retratar la ciudad de Nueva York, son un buen ejemplo de ello. Tanto es así que, sin ir más lejos, consigue trasladar al espectador al mismísimo epicentro neoyorquino de Desayuno Con Diamantes cuando, a través de la cámara y de su banda sonora, hace un recorrido por las calles nocturnas de la ciudad antes de la cena en un restaurante de lujo entre Leonard, Michelle y el amante de ésta (un enigmático Elias Koteas).
Si esta delicada cinta peca de algún defecto es la lentitud abusiva con la que el realizador afronta la mayoría de sus pasajes. Su pesaroso tiempo narrativo, a buen seguro, es el culpable de que se convierta en uno de esos brillantes títulos que uno de no descubre en su totalidad hasta unas cuantas horas después de haberlos digerido. A saber porqué motivo ha tardado más de dos años en llegar a las pantallas españolas.
18.5.10
An Education

Un salero es un teléfono. El mar es un butacón. Una autopista es un tipo de viento. Un zombi es una florecilla... O eso, a ciencia cierta, eso es lo que interpretan los tres hijos (dos chicas y un chico), ya mayorcitos, de un extraño matrimonio que, años ha, decidió criar a sus retoños fuera de cualquier influencia externa. Encerrados, durante toda su vida, en una solitaria mansión rodeada de una gigantesca valla y alejados del núcleo urbano más próximo, los tres hijos entenderán la vida con una filosofía totalmente distinta a la del resto de los mortales.
Es innegable que la premisa de la cual parte Canino resulta, sobre el papel, mínimamente sorprendente. Dejando a un lado su posible paralelismo con la también discutible El Bosque de Shyamalan (al menos, en lo que a aislamiento y a tergiversación de la realidad se refiere), lo que propone Giorgios Lanthimos parece gracioso y prometedor, amén de grotesco. Pero nada más lejos de lo esperado, ya que su puesta en escena (inundada de planos cortados, estrambóticos y rocambolescos) y su minimalista guión, hacen de este un trabajo tan pedante como insoportable.
El tal Lanthimos mezcla la comedia (surrealista) con el melodrama, sin énfasis y con ningún tipo de convicción. La aberración que propone no motiva en absoluto y su insólita premisa inicial se convierte en una pedantería sin parangón llena de situaciones cansinas y repetitivas. No busquen muchas explicaciones a los hechos que plasma. Canino no busca más que rizar el rizo para poner a tono al gafapastismo cinéfilo de turno y, al mismo tiempo, provocar descaradamente a los más reaccionarios a través del modo en que se acerca a las relaciones sexuales de algunos (y entre algunos) de los integrantes de la familia protagonista. El resto es de una insolencia narrativa que tumba de espaldas; toda una oda al aburrimiento y a la lentitud más enervante. Igual que sucedía en el cine denominado de arte y ensayo allá por los 60 y 70... Y es que estos griegos están mal, muy mal.
Eso sí: a pesar de los pesares (que son muchos y abigarrados) he de confesar que tiene su gracia el que los padres eduquen a sus hijos en la creencia de que Frank Sinatra es el abuelo de la familia. Siempre hay algo salvable en un peñazo de esta guisa.
Si es usted amante de los riesgos extremos, acérquese al film. Pero que conste que está avisado. Después no me venga con reclamaciones.
13.5.10
Adiós, Antonio
12.5.10
La justicia es una mierda (y esta película también)

La cinta, en un inicio y a pesar de empezar como aquellos viejos thrillers setenteros en los que Charles Bronson ejercía de justiciero urbano, parece prometer. Una vez superados los primeros minutos, la cosa se sale de madre pues rizar el rizo, a costa de cualquier tipo de credibilidad, es lo único que parece interesarle al tal Gary Gray. El endeble discurso sobre la eficacia de la justicia norteamericana que parecía proponer, desaparece totalmente por culpa de su desmesurado y nada real argumento. Y es que la víctima, a priori un bonachón de mucho cuidado, no es lo que parece: la bestia que esconde es de lo más potente.
Cine carcelario, judicial y de acción, todo abigarrado en un mismo pack. Demasiadas pretensiones para un producto desmelanado que no conduce a ninguna parte. Un poco de Seven, un mucho de MacGyver (aquel manitas que con una patata frita y un hilo montaba un arma letal) y otro tanto de El Silencio de los Corderos. La maldad siempre tiene que ser extremadamente inteligente, tal y como demostraba Hannibal Lecter. Un hombre en solitario y confinado contra todo un ejército. La venganza, en este caso, se ha pasado de rosca. Pero por suerte, el espectador ya no traga. Que le tomen por tonto tan a menudo empieza a resultar ofensivo.
El Foxx, metiendo cara d'apenao, cumple bajo mínimos con su cometido. No es necesario esforzarse en demasía pa tirar p’adelante un papel como el suyo. Lo del Butler es otra historia: a este chico ya no hay por donde pillarle. A cada nuevo título que protagoniza, más me convence de tratarse de uno de los peores actores de la historia del cine, sólo comparable a Victor Mature.
Si no quieren sentir vergüenza ajena, no se acerquen ni jartos de vino a monumental parida.
7.5.10
Life Underground



4.5.10
Montó un circo y le crecieron los enanos


Atendía por el nombre de Ángel Cristo. Su mayor logro fue convertirse en gran estrella (fugaz) del cine español gracias a El Cid Cabreador.
