22.2.09

Los otros

Las diversas cadenas televisivas de nuestro país están que no cagan. Pe es la favorita, la que "será la gran ganadora del Oscar". No hay otras como ella. Vaya, el mismo rollo de siempre en situaciones similares. Ese españolismo quijotesco que hace que, demasiados informativos y magazines de todo tipo y color, enfoquen la noche de hoy sólo, y desde hace varias semanas, en torno a la figura de la Pe; una Penélope Cruz que, ciertamente, tiene claras posibilidades de conseguir la estatuilla dorada por su salada María Elena de Vicky Cristina Barcelona, lo único aprovechable de la cinta de Woody Allen. Lo más triste del asunto estriba en que ciertos programas, en su testarudez, se olvidan de las rivales e incluso, en un alarde de patriotismo exhacerbado, del resto de nominados en categorías distintas a la de nuestra actriz. La noche del Oscar no es sólo la noche de Pe. Es la noche de TODOS los nominados.

Para empezar, y sin ir más lejos, la rumbosa María Elena deberá lidiar directamente con la monjita joven y la mujer afroamericana de La Duda (Amy Adams y Viola Davis, respectivamente), con la stripper agotada de El Luchador (una sólida Marisa Tomei) o con la sufridora madre adoptiva del peculiar Bejamin Button (Taraji P. Henson), personajes y actrices, todas ellas, que muchos voceadores televisivos y radiofónicos han ignorado totalmente en sus crónicas. A pesar de las buenas previsiones en pro de La Niña de Tus Ojos, la sorpresa podría hacer su aparición a última hora. Y es que, por ejemplo, la Tomei está de rechupete contorneándose, semidesnuda y a desgana, agarrada a la barra del garito en donde trabaja.

Al margen de la fiebre penelopista, hay otras nominaciones de las que, o bien aún no se han proyectado sus trabajos en España o, en su defecto, pocos se han acordado de mencionarlas. Ese es el caso de Anne Hathaway quien, por haberse estrenado su película hace más de tres meses (la amuermantemente dogmática La Boda de Rachel), se ha quedado un tanto al margen cuando, en realidad, y viendo su espléndida actuación al abordar la crisis de una joven en pleno tratamiento de rehabilitación por drogadicción, podría dar la campanada y arrebatarles el premio a mejor actriz principal a nombres de la talla de Angelina Jolie (El Intercambio), Meryl Streep (La Duda) o Kate Winslet (The Reader).


Un tanto de lo mismo, y dentro de idéntica categoría, podría sucederle a la neoyorquina, y no muy conocida, Melissa Leo por su compacta creación en la aún no estrenada Frozen River, un interesante producto de tintes independientes que navega a medio camino del thriller y del melodrama y en el que interpreta a una mujer dispuesta a todo para sacar adelante a sus dos hijos pequeños, aceptando incluso la arriesgada tarea de entrar en el país a emigrantes ilegales a través de un helado río fronterizo.

El caso de Melissa Leo es el mismo que el de Richard Jenkins (el padre muerto de la serie A Dos Metros Bajo Tierra) por su muy sensible y creíble representación del solitario y amargado Walter Vale, un economista desengañado y aburrido de su rutina diaria en The Visitor, una película pequeña, aún pendiente de estreno, cargada de muy buenas intenciones en cuanto a relaciones raciales se refiere. Una labor, la de este actor de Illinois, que competirá con gente de la talla de Frank Langella (El Desafío: Frost contra Nixon), Sean Penn (Mi Nombre es Harvey Milk), Brad Pitt (El Misterioso Caso de Bejamin Button) y Mickey Rourke (El Luchador).

La noche no es sólo de y para Pe. Hay más, muchos más. Los consagrados y los no tan consagrados. Los grandes y los pequeños. Por favor: no seamos más papistas que el Papa. Hay sitio para todos. Y que Tutatis reparta suerte… aunque, en secreto y en voz baja, les diré que me encantaría un Oscar para Langella y su película, la mejor, a mi gusto, de las cinco nominadas.

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