1.4.08

Reinonas de Esparta

Me lo temía: al igual que Scary Movie tuvo sus pertinentes y nefastas secuelas, parodiando las películas de terror más recientes, la desastrosa Epic Movie ha dado lugar a Casi 300, una sátira patética de 300, uno de los títulos más comerciales de la temporada pasada. Sus responsables, tanto en la dirección como en el guión, son los habituales en este tipo de sagas burlescas: Jason Friedberg y Aaron Seltzer, los continuadores de esos ingeniosos films que el triunvirato ZAZ pusieron de moda, allá por los 80 y de manera mucho más inteligente, con Aterriza Como Puedas. La diferencia estriba en que esa incorrección política que destilaban los trabajos de ZAZ, en manos de Friedberg y Seltzer (dos espabilados muy espabilados), se ha convertido en una horterada insoportable y de un mal gusto supino.

La cinta se basa en un solo chiste, repetido y alargado hasta la saciedad. Un chistecito fácil que, para aquellos que hayan visto 300, resulta de lo más evidente. Si en su día ya se bromeó suficiente con el aspecto gay que ofrecían los musculosos y aceitosos espartanos del film de Zack Snyder, era de prever que la bufonada de turno posterior ampliaría, hasta límites extremos, el cachondeo sobre el tema. De hecho, su escasa hora de metraje (pues los veinte minutos restantes son los créditos finales junto a un inevitable festival de repeticiones insertadas), se ampara casi única y exclusivamente en potenciar la mariconería de los guerreros de Esparta; combatientes que, en esta ocasión, han pasado de 300 a 13. Una ingente cantidad de calzoncillos ceñidos, una amplia variedad de posturitas amaneradas y un devoto culto por las continuas alusiones al orificio anal, se convierten en los platos estrella del menú.


Carmen Electra, esa mujer fabricada de silicona, es uno de los ganchos comerciales de un producto realizado con un montón de actores de tres al cuarto. Ella, que tampoco es que sea ninguna actriz memorable (sino todo lo contrario), encarna a la fémina de turno que, con su aparente calentura, sufre la desgracia de vivir rodeada de un montón de homosexuales... Como ven, el chistecillo, más que una reiteración, conforma la clave de Casi 300. De vez en cuando, también de forma abusiva y con la intención de paliar la alta carga homofóbica, la emprenden con los concursos televisivos de moda; de esos en los que gente anónima, ante un jurado compuesto por tres sujetos, hacen el papanatas para intentar triunfar en el mundo del espectáculo.

Y en medio de todo ese circo de pitorreo sobre el mundo gay, y sin venir a cuento de nada, algún que otro forzado guiño (sin gracia alguna) a títulos como Transformers o Happy Feet , entre otros, y chanzas sobre personajes ya tan manidos como Britney Spears, Paris Hilton o Sly Stallone y su exagerada pasión actual por el bótox. Y claro está, sin que nunca, nunca, falte la pluma...

No deja de ser curioso que, una película tan espantosa como ésta, se haya estrenado con todos los honores en grandes circuitos de exhibición cinematográfica en España e incluso, ¡agárrense!, publicitada descaradamente a través de ciertos espacios informativos de algunas cadenas televisivas. ¡Cágate lorito!... Y otros films, presuntamente más interesantes que esta bazofia pestilente, siguen pendientes de su pase comercial por estos lares... Indignante.

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