Cerrada la trilogía con Liam Neeson de protagonista
(Sin Identidad, Non-Stop y Una Noche Para Sobrevivir), el barcelonés Jaume
Collet-Serra, afincado ya en tierras norteamericanas, con Infierno Azul se
embarca en una serie B, plagada de efectivas cromas, deslumbrantes efectos digitales y filmada, en buena parte y aunque no lo parezca, en estudio, tras la que se esconde un
minimalista homenaje al Tiburón de Steven Spielberg.
Y digo minimalista porque, aparte de estar rodada
bajo mínimos, en su mayor parte de su breve metraje cuenta tan sólo con dos
únicos protagonista: una surfista que acaba de quedarse varada en las aguas de
una playa secreta y un tiburón blanco que la acosa para zampársela enterita.
Dos protagonistas a los que, sin embargo, se les une un tercero en discordia:
una gaviota herida a la que muchos, por puro entretenimiento, le están buscando
toda clase de simbologías a su presencia.
Infierno Azul (pésima traducción de su título
original, The Shallows, o sea, "aguas poco profundas") busca, clara y llenamente,
el entretenimiento, sin más; tal cual. Y Collet-Serra demuestra ser un buen dominador del
cine entendido como espectáculo, aunque que sea desde su vertiente más
minimalista. En ningún momento pretende la grandilocuencia y el efectismo de la
cinta referente de Spielberg, pero sí que se muestra como todo un experto a la
hora de crear tensión y suspense en el patio de butacas.
Su digna y trabajada fotografía, sumada al poderío
del realizador en la sala de montaje, a la acertada e inquietante banda sonora
de Marco Beltrami y a la buena interpretación de Blake Lively (la misma de El Secreto de Adaline), consiguen que la película logre su principal y único
propósito: mantener al espectador pegado en su asiento de principio a fin.
Lástima, de todos modos, de poseer un desenlace muy poco
trabajado y un tanto precipitado, así como de una coletilla final muy made in
USA y un tanto ridícula, metida por narices, a buen seguro, para ganarse al
público norteamericano, muy dado a los toques con moralina y a la exaltación de
los valores familiares por encima de todo.
Ideal para verla durante una de estas tardes
calurosas que se nos avecinan. Fresquito en un cine con aire acondicionado y
disfrutando con el chapuzón de 86 minutejos que se pega la Lively.
3 comentarios:
Apunte, Spa:
Garry Marshall ha fallecido. Su Pretty Woman se ha quedado compuesta y sin novio
http://www.elmundo.es/cultura/2016/07/20/578f038fca4741b56f8b45e8.html
Que alegría volver a leer sus críticas Sr. Spaulding, aunque son muy de agradecer sus necesarios y sentidos homenajes a los artistas desaparecidos del mundo del cine se echan en falta más posts con sus opiniones (siempre agudas e interesantes) sobre estrenos y clásicos.
En esta "The Shallows" es verdad que se agradece su sencillez y brevedad, pero no creo que sea especialmente memorable. La gaviota desde mi punto de vista hace un poco el mismo papel que 'Wilson', la pelota-amigo que se fabricó Tom Hanks en 'Naúfrago', un elemento de interacción que hace más comprensible que el protagonista hable en la película aunque esté solo y que también evita que caiga en la pesadez de la aburrida 'Todo está perdido' con Robert Redford.
Y por poner otro ejemplo me provocó más tensión la ejemplar 'Buried' de Rodrigo Cortés, que utilizaba solo a un hombre en un ataúd con un móvil, sin necesidad de mar, tiburones o gaviotas.
De todas formas también es verdad que la película es digna y entretenida, que es más de lo que se puede decir de la mayoría de estrenos, así que no nos quejemos tanto, no?. Saludos y lo dicho, que me alegro mucho de volver a leerle.
Gracias por su comentario, don Anónimo.
Y usted, calígula, pobrecito Garry Marshall.
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