11.1.09

La lista de Bielski

El holocausto judío de nuevo en la pantalla grande. Ahora de la mano de Edward Zwick, el realizador de Diamante de Sangre, quien para ello se ha basado en el libro de Nechama Tec en el que se relata, a través de testimonios reales, la odisea orquestada por los hermanos bielorrusos Bielski quienes, ante la invasión de su país por parte del ejército nazi en 1941, decidieron plantar cara e iniciar su particular combate al amparo de los bosques. Resistencia es su título español.

La cinta empieza bien, de manera contundente y prometedora. Un par de escenas de acción perfectamente resueltas y la presentación de los distintos caracteres de los cuatro hermanos protagonistas, sirven de preparación al espectador para que comprenda la lucha ideológica y el posterior posicionamiento de los dos mayores, Tuvia y Zus (Daniel Craig y Liev Schreiber, respetivamente). Hasta aquí nada que objetar, a excepción de las desorbitadas muecas utilizadas por el nuevo James Bond para sacar adelante su papel.

El gran problema de Resistencia (aparte del tour de force que supone resistir más de dos horas y cuarto de proyección), se localiza en la cargante lectura que ofrece su desarrollo, plagado de paralelismos bíblicos y explotando al máximo el victimismo y las bondades del pueblo judío; un pueblo que, curiosamente y durante estos últimos días, aparece en los titulares de todos los informativos por estar masacrando a los habitantes de Gaza. Pena, penita, pena.

Discursiva en exceso y tocada de pasajes ciertamente vergonzosos (como esa referencia oral y visual al milagro del Mar Rojo), posee la desfachatez añadida de convertir al “idealista” personaje de Tuvia Bielski en una descarada mezcla entre Robín de los Bosques y el mismísimo Moisés; un líder popular dispuesto a descubrir una tierra en la que puedan vivir sus (históricamente) errantes congéneres. Sólo faltan el Monte Sinaí y las Tablas de la Ley para completar la partida, pues incluso se atreve con la vuelta del hijo pródigo.

Edward Zwick siempre ha querido ser Steven Spielberg pero, por mucho empeño que le ponga, no le llega ni a la suela de los zapatos. Diez años le ha costado llevar a cabo este proyecto. Ahora, por fin, ha podido estrenar su particular Lista de Schindler, aunque en plan bosquimano y con la melaza bastante más subida de tono. Si a Spielberg se le fue la mano en los dulzones últimos minutos de su film, a Zwick se le ha ido la olla en prácticamente todo su metraje. En el siglo XXI, el cuento de la penita ya no cuela… y menos conociendo como se las gastan desde Israel.

Si van a buscar una película de aventuras, aquí encontraran muy poco del género (a excepción de cuatro episodios aislados). Eso sí: de religión, victimismo e idealismo de barraca de feria, hay por un tubo.

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