El agotamiento físico y la desconfianza hacia el nuevo trabajo del responsable de esa cosa llamada La Celda, me obligan a distanciarme de The Fall y dedicarme, durante un par de horas, a la contemplación y el misticismo. No hay nada más interesante y relajante que sentarse en un banco, quedarse alelado con las olas del mar y plantearse como será la vida una vez jubilado. Luego, para mi desgracia, me han comentado que la película no estaba nada mal y que, posiblemente, se vean reflejados sus resultados en el Palmarés final. Para más información sobre ella, les aconsejo visitar la casa de mi cuñado absence.
He de cargar baterías para una proyección más. Un exquisito plato de habas a la catalana y un churrasco a la brasa ayudan a que mi cuerpo quede aún más adormecido de lo que estaba. Pero, a pesar de ello, renunció al deporte de la siesta y afronto una nueva película. Se trata de Silencio Desde el Mal, la primera que dirige James Wan desde que estrenara su respetable (aunque tramposa) Saw. Al igual que [REC], ha sido imposible caer dormido en la butaca del cine. Es un trabajo con nervio, delirante; un sabroso compendio (en parte satírico y caricaturesco) de imágenes entresacadas de las temáticas más sobrecogedoras del fantástico de toda la vida: muñecos de ventrílocuo con vida propia (exactamente 101, como los dálmatas de Disney); fantasmas vengativos, desmelenados y con muy mala baba; caserones en llamas; inválidos tenebrosos y viejas leyendas que despiertan tras un largo sueño ancestral. Otra joyita en estado puro que, tratada igualmente bajo el signo de la serie B, sabe distanciarse de forma inteligente del estilo empleado en Saw.El buen tiempo y mi efusivo estado de ánimo tras ver dos excelentes films, hacen que me encamine alegre hacia Barcelona. No hay nada como el calor del hogar. Un beso a la mujer y una ducha interminable. Una escueta escalibada y una ciruela de postre, demuestran a mi esposa que a uno, lo que en realidad le gusta, son las comidas ligeras, refrescantes y con muy pocas calorias.
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