A unas horas de la ceremonia anual de entrega de los
Oscar, toca dar un repaso a los nueve títulos de este año nominados a Mejor
Película. En posts posteriores me centraré en algunas de las otras cintas con
nominaciones que bien merecen un respeto, como es el caso de Yo, Tonya o
Mudbound.
Los Archivos del Pentágono (nominada a mejor
película y mejor actriz principal: Meryl Streep). A Steven Spielberg, a lo
largo de su dilatada carrera, tan sólo le faltaba hablar del mundo del
periodismo, tema que por fin aborda desde este largometraje. Y lo hace
acercándose a un caso real que sucedió en 1971 y que tocó muy de cerca los
intereses y los ideales de dos diarios como The Washington Post y del The New York Times cuando
decidieron publicar una serie de informes secretos que se habían escondido al
público a lo largo de cuatro décadas. Centrándose, principalmente, en la
editora y el director del primero de los dos rotativos (una excelente Meryl
Streep y un funcional Tom Hanks), tras la cinta se esconde un gran canto a la
libertad de expresión y en contra de la manipulación gubernamental de la prensa
(¿les suenan de algo estos conceptos viviendo en un país como España?), al
mismo tiempo que abriga un fuerte guiño al papel de la mujer en la sociedad
actual. Cinta densa y repleta de numerosos diálogos a los que, sin embargo,
Spielberg sabe otorgarles una agilidad envidiable. Recomiendo fervientemente que,
tras visualizar este film, recuperen un clásico como Todos los Hombres del Presidente ya que éste termina justo en el punto en el que empezaba el trabajo
de Alan J. Pakula sobre el caso Watergate.
Call Me Be Your Name (nominada a mejor película, guión
adaptado, canción y mejor actor secundario: Timothée Chalamet). Dirigida por
Luca Guadagnino y producida por James Ivory, se trata de una bienintencionada
(aunque aburridísima) cinta que denota, claramente, la influencia del cine de
su productor al abordar el tema de la homosexualidad desde un punto de vista
muy abierto, al tiempo que enmarca la historia de amor entre un joven adolescente y un
discípulo de su padre dentro de una familia muy liberal y exenta de prejuicios,
resaltando en todo momento el caluroso ambiente que se respiraba en el norte de
Italia en pleno 1983. Lenta y extremadamente reiterativa, personalmente me
resulta difícil de creer el papel de una madre amorosa que no se corta en
absoluto a la hora de lanzar a los brazos de un hombre mayor a su hijo de 17
años. A pesar del tedio general, la película gana en interés en sus últimos
minutos de un metraje excesivamente alargado.
Déjame Salir (nominada a mejor película, director, guión
original y actor principal: Daniel Kaluuya). Inesperada nominación de un
efectivo thiller de serie B tras el que se esconde un brutal alegato en contra
del racismo y en el que, por momentos, se mezcla el cine de intriga con la comedia
negra (y nunca mejor dicho lo de “negra”). Lo que empieza como una simple
historia de amor entre una chica blanca y un joven de color se convierte, a
pasos agigantados, en una pesadilla infernal que atrapará a su protagonista
masculino en un torbellino angustioso y sin posibles escapatorias a la vista.
Es una pena que, sin embargo, el buen pulso narrativo que sostiene su director durante
gran parte del metraje, se convierta en un disparate pasado de rosca en su sprint
final. En definitiva, se trata de un cóctel explosivo que mezcla cenas
familiares con encuentros de la jet set más exclusiva y el mismísimo Ku Klux
Klan.
Dunquerke (nominada a mejor película, dirección,
montaje, fotografía, edición de sonido, mezcla de sonido, diseño de producción
y banda sonora). Cine de autor precocinado y truculento para agradar
directamente a los más “culturetas” del lugar, o sea, a aquellos que, por
prestigio, nunca se atreverán a darle estopa a un título de Christopher Nolan
quien, en esta ocasión, se ha acercado al tema de la batalla de Dunquerque de
una manera tan impersonal como deslavazada, denotando una falta de guión
francamente alarmante. Mucho despliegue técnico para muy poca chica narrativa y
demostrándose totalmente incapaz de dibujar mínimamente a unos personajes
principales metidos, un tanto a saco, en una historia que avanza a trompicones
y llena de saltos narrativos en el tiempo. Personalmente, me quedo con el
tratamiento que del mismo episodio le dedicaba la más sencilla y efectiva Su Mejor Historia.
La Forma del Agua (nominada a mejor película, dirección,
guión original, fotografía, diseño de vestuario, montaje, diseño de producción,
edición de sonido, mezcla de sonido, mejor actriz principal y
mejor actor y actriz secundarios: Sally Hawkins,Richard Jenkins y Octavia Spencer, respectivamente). La nueva cinta de Guillermo del Toro, protagonizada por unos
espléndidos Sally Hawkins, Richard Jenkins y un menospreciado Michael Shannon, está ambientada
en la Norteamérica de los años 60, en plena guerra fría, y nos acerca a la
historia de amor que nace entre una joven muda -empleada como mujer de la
limpieza en un laboratorio militar- con un hombre pez fruto de un experimento
científico. Una nueva vuelta de tuerca al mito de la bella y la bestia, en la
que su realizador, a través de un despliegue visual tan atractivo como muy
personal (fiel a su cine de siempre), se embarca en un producto melodramático y
fantasioso que, por momentos, roza la comedia aunque, en el fondo, apuesta por
una imparable tragedia cargada de tintes poéticos. Algunos altibajos en su
narración no suponen impedimento alguno para que esta fábula se haya convertido
en uno de los títulos punteros del año. Atención, ante todo, a sus magnéticos
(e inundados) títulos de crédito iniciales y a la excelente banda sonora
compuesta por Alexandre Desplat.
El Hilo Invisible (nominada a mejor película,
dirección, diseño de vestuario, banda sonora y mejor actor principal y actriz
secundaria: Daniel Day Lewis y Lesley Manville, respectivamente). Paul Thomas
Anderson, director pedante en donde los haya, en su nuevo trabajo nos acerca a
la estrafalaria vida de un modisto londinense (fiicticio) que atiende por
Reynolds Woodcock, un tipo excéntrico y soltero empedernido que, con la ayuda
inestimable de su hermana, se especializó en vestir a la realeza y a la jet set
del momento; un hermético e infranqueable universo que empezó a resquebrajarse con
la aparición de una joven camarera que se convirtió en su musa, amante y
esposa. Un Daniel Day Lewis sobreactuado hasta la médula es la principal
atracción de un film tan pretensioso como aburrido. Un tostonazo de mucho
cuidado que, sin embargo, hará las delicias de los incondicionales de su
director. El resto de mortales, hartos de tiempos muertos innecesarios, de los
desmanes del amigo Day Lewis y de las pajas mentales de su realizador, la
acabaremos detestando.
El Instante Más Oscuro (nominada a mejor película,
maquillaje y peluquería, fotografía, diseño de producción, diseño de vestuario
y mejor actor: Gary Oldman). La cinta de Joe Wright arranca justo cuando, en 1940,
en plena Segunda Guerra Mundial y ante el avance del ejército nazi por toda
Europa, Winston Churchill se convirtió en el primer ministro británico.
Interpretado por un sorprendente Gary Oldman, mucho más calmado de lo habitual
y bajo una espesa capa de maquillaje, la película se centra en el debate que
mantuvo con los políticos de su país sobre si aceptar un tratado de paz con
Alemania o declarar la guerra a ese país. Los vericuetos de la política inglesa quedan
un tanto arrinconados en pos de un retrato muy placentero del personaje
principal. Un mucho de gran cine se esconde bajo este producto que, a veces,
queriendo acercarse a referentes cinematográficos como los de Frank Capra,
acaban cayendo en pasajes de lo más ridículo (aunque perdonables) como sucede
con el episodio del viaje en metro de Churchill en el que aprovecha para
interrogar a sus conciudadanos. Ojalá muchos de los gobernantes actuales
tuvieran el talante de ese hombre.
Lady Bird (nominada a mejor película, dirección,
guión original, actriz principal y actriz secundaria: Saoirse Ronan y Laurie
Metcalf respectivamente). Dejando a un lado la buena interpretación de una
efectiva Saoirse Ronan, aún me pregunto qué puñetas le han encontrado a esta
película para que consiga dos nominaciones tan preciadas como las de dirección (Greta
Gerwig) y mejor cinta pues, en realidad, no es más que una especie de telefilm
aburrido y pretencioso que repasa las neuras existenciales de una joven
adolescente que ha de enfrentarse a su dominante madre y a su último año de
instituto tras haberse mudado de estado. Difícilmente, en la edición de los
Oscar de este año, encuentren otro título tan vacío e inconsistente como éste.
Tres Anuncios en las Afueras (nominada a mejor
película, guión original, montaje, banda sonora, actriz principal y actores
secundarios: Frances McDormand, Woody Harrelson y Sam Rockwell respectivamente).
Lo mejor de lo mejor: The Best. Para mí, tendría que ser la ganadora
indiscutible de este año y acaparar todos los premios posibles. Alucinante que
Martin McDonagh, su realizador, no haya sido nominado como director. Cosillas
de la academia. Si pulsan sobre el siguiente link podrán leer la crítica
completa de este blog: crítica de Spaulding’s blog.
Esperemos que esta noche no vuelvan a colarse como el
año pasado y le otorguen un Oscar a mejor película a la que no le tocaba. Que
San Warren Beatty reparta suerte.