28.2.17
25.2.17
Oscar 2017: Lo tenemos muy negro
A dos días de la ceremonia anual de entrega de los
Oscar, toca dar un repaso a buena parte de los títulos nominados. Faltan algunos,
pero eso será cuestión de algún que otro post.
Moonlight (nominada a mejor película, dirección,
fotografía, montaje, banda sonora, guión adaptado y mejor actor y actriz
secundarios: Mahersala Ali y Naomie Harris, respectivamente). Esta película es
una clara prueba de que la protesta del año pasado por la ausencia de nominados
de color, ha causado su efecto. De hecho, Moonlight es un melodrama, un tanto
gafapastoso, que hace el repaso a la vida de un afroamericano homosexual al que,
nacido en una barriada conflictiva de Miami, le costará salir del enrarecido
ambiente en el que se crió y en donde las drogas y la violencia eran el pan
nuestro de cada día. De todos modos, la cinta -alabada sin mucha razón hasta la
saciedad-, no ofrece nada nuevo que no hayamos visto con anterioridad en
productos del mismo estilo. Es más, su lento ritmo narrativo aburre y no avanza
casi nada en lo que, pasito a pasito y de manera entrecortada, va exponiendo,
resultando todo ello de lo más previsible. A mi gusto, lo más destacable se
encuentra en el trabajo interpretativo de Mahersala Ali, ese tutor accidental
del que el joven protagonista pretende seguir con su ejemplo y estilo de vida.
Por mucho que pretendan venderla con uno de los grandes títulos del año, es muy
poquita cosa. Más me contó en su día Los Chicos del Barrio.
La Llegada (nominada a mejor película, dirección, guión
adaptado, fotografía, montaje, mezcla de sonido, edición de sonido y diseño de
producción). A Denis Villeneuve se le ha ido la bola a la hora de afrontar su
particular visión del relato corto Story of Your Life de Ted Chiang. En ella, una
experta lingüista es llamada por estamentos gubernamentales para convertirse en
la intérprete de los tripulantes de unas naves extraterrestres que se han posado estratégicamente en diversos puntos del planeta; unos
alienígenas con forma de calamar que se expresan mediantes chorros de tinta; vaya, lo que comúnmente conocemos como “calamares en su tinta”. La primera
parte es insoportablemente lenta, la forma de aprender el nuevo lenguaje se me
antoja de lo más surrealista y su recta final, aparte de altamente ridícula (lo
de la llamada de un chino al móvil de la protagonista es sumamente delirante),
destila una ética ciertamente deplorable con la única finalidad de sacarle las
lagrimas a los más sensibleros del lugar. Y, de propina, la sosería
insoportable de Amy Adams y la cara de risueño tontainas que mete Jeremy Renner
a lo largo y ancho de su metraje.
Lion (nominada a mejor película, guión adaptado,
fotografía, banda sonora y mejor actor y actriz secundarios: Dev Patel y Nicole
Kidman, respectivamente). Otra nominada más gracias a la asonada de color
orquestada el año pasado. En esta cinta, nos enfrentamos a la historia de Saroo,
un joven hindú morenito que, a muy temprana edad se perdió en las calles de
Calcuta para, posteriormente, ser adoptado por un matrimonio australiano y que,
25 años después, cansado de ver que el rostro de su madre postiza le recuerda demasiado a la mismísima Duquesa de Alba (¡que patética está la Kidman, pobreta!), le entra
la neura y decide iniciar la búsqueda de su hermano y y de su madre biológicos. Una
primera hora amodorrante, en la que su director esboza una especie de documental
para mostrar la miseria en las calles de la India, da paso a una segunda que,
pese a basarse en una historia verídica, está llena de despropósitos y de un
sinfín de reacciones de su protagonista principal pésimamente explicadas y en nada comprensibles. Un
film bochornoso en todos sus aspectos, aburridísimo, reiterativo hasta extremos
increíbles y destinado a conseguir un único fin: hacer llorar a las plateas a
moco tendido.
Fences (nominada a mejor película, guión adaptado,
actor principal y actriz secundaria: Denzel Washington y Viola Davis,
respectivamente). Dirigida e interpretada por un sobreactuadísimo y cargante
Denzel Washington, esta es otra de esas nominadas gracias a las quejas
afroamericanas de la edición anterior. De hecho, en Fences hay poquísimo cine,
pues se trata de una adaptación de la obra teatral homónima de August Wilson
llevada a la pantalla grande de la manera menos cinematográfica posible: teatro
filmado y punto, para que el amigo Washington ejerza descaradamente de Juan
Palomo, o sea, yo me lo guiso y yo me lo como. Fences narra la historia de un
afroamericano pobre y arrogante que, en sus desmanes e interminables
soliloquios, no hace más que putear a su esposa e hijos. Una primera parte de
lo más insufrible que, en su recta final, logra enganchar un poquito (no mucho)
al adormecido espectador. Suerte de la excelente Viola Davis que, con su
brillante trabajo interpretativo, se come con patatas al histrión que le ha
tocado en desgracia.
Figuras Ocultas (nominada a mejor película, guión
adaptado y actriz secundaria: Octavia Spencer). Un poquito más de negrura para
la edición de este año. Y, en esta ocasión, para denunciar las condiciones de
trabajo de un grupo de mujeres afroamericanas que, a principios de los años
sesenta, prestaban sus servicios en la NASA en plena carrera espacial. Basada
en hechos verídicos, la historia que nos cuenta se me antoja tan peliculera que,
a pesar de los esfuerzos de su director y elenco interpretativo, acaba
distanciando al espectador de lo que en realidad debió suceder. Y es que, por
ejemplo, la escena de la eliminación de los lavabos para gente de color (con un heroico Kevin Costner en cabeza) o la de
la llegada de una numerosa troupe de mujeres negras a la sala de informática,
aparte de ridículas, se me antojan altamente increíbles. Para mear y no echar
gota.
Captain Fantastic (nominada a mejor actor: Viggo
Mortensen). Una curiosa cinta que, pese a lo arriesgado de su planteamiento, se
deja ver con agrado al tiempo que plantea ciertos dilemas morales. En ella, se
nos narran los avatares por los que pasará un padre de familia cuando, después
de estar viviendo voluntariamente con su mujer y sus seis hijos en medio de la
montaña y tan sólo en contacto con la naturaleza, tengan que regresar a una
civilización que los pequeños desconocen y tengan que habituarse por primera vez a ella.
Un melodrama ácido y de connotaciones muy hippies que, sin embargo, no renuncia
en absoluto a un peculiar sentido del humor. Estereotipada pero al mismo tiempo
muy controlada. Lástima de su acomodaticio apunte final para contentar a todos
los públicos.
Loving (nominada a mejor actriz principal: Ruth
Negga). El poder negro de nuevo entre las nominadas de este año. Basada en una historia
real, nos cuenta los problemas legales y sociales que vivieron un hombre blanco
y una mujer negra, Richard y Mildred, cuando decidieron formar un matrimonio
estable en el estado de Virginia en 1958, un estado en donde la ley prohibía
este tipo de uniones. Perfectamente narrada e interpretada, Loving ahonda en la
persecución que ambos sufrieron y, ante todo, en la expulsión de su lugar de
nacimiento y en la lucha judicial que sostuvieron para poder regresar a su
tierra natal. Más de dos horas de duración que podrían haber sido mucho más
efectivas con media horita menos de metraje, ya que peca de reiterativa en
demasiadas ocasiones. Aún y así, se trata de un trabajo muy digno y eficazmente
emotivo.
Jackie (mejor diseño de vestuario, banda sonora y
actriz protagonista: Natalie Portman). Un peñazo de muchísimo cuidado que, de
manera pedantilla y sin fuerza alguna, se acerca al sufrimiento de Jacqueline Kennedy
durante los días posteriores al asesinato de su esposo, John F. Kennedy. Se
trata de un producto desangelado, aburrido, exento de ritmo y que se sumerge de
forma pretendidamente intimista (o, mejor dicho, yo diría que de manera
morbosa), en los pensamientos y acciones de la viuda del presidente
norteamericano a base de primerísimos primeros planos y de una fotografía en
nada cuidada. Detrás de la cámara, el argentino Pablo Larraín y, dando la cara,
una controladísima y maravillosa Natalie Portman, lo mejor sin lugar a dudas de la propuesta. Y eso que, a pesar de que la chica lo hace a las mil
maravillas, personalmente me cuesta muchísimo identificar a la Portman con
Jackie Kennedy: todo el rato estoy viendo a la Portman. Vaya problema más
tonto, ¿no?
Florence Foster Jenkins (mejor diseño de vestuario y
actriz principal: Meryl Streep). Remake no confeso de la cinta francesa Madame Marguerite,
en el que el británico Stephen Frears apuesta por hacer un retrato cómico, y al
mismo tiempo emotivo, de Florence Foster Jenkins, una mujer que en el Nueva
York de los años 40 acabó siendo conocida como la peor soprano de la historia
de la música y en la que una magnífica Meryl Streep borda el papel de la
desafinadísima y enfermiza cantante protagonista. Divertida y triste, la cinta
está llena de gags delirantes y elegantes y que se beneficia, claramente, de
las buenas interpretaciones de la citada Streep, un inalterable Hugh Grant (el
marido de la soprano) y un sorprendente Simon Helberg, el pianista de la mujer.
Un film pequeño que envuelve un atractivo entretenimiento.
Animales Nocturnos (mejor actor secundario: Michael
Shannon) Tom Ford se disfraza de David Lynch y consigue una película mucho más
atractiva que las de la filmografía de su claro precedente. Es más, incluso, en
ésta, la sosa de la Amy Adams hasta resulta soportable. Una extraña cinta que,
narrada en dos tiempos diferentes, cuenta la historia de una mujer casada por
segunda vez que decide empezar a leer la novela, aún no publicada, que le ha
enviado en un paquete su primer marido. Más interesante en todo lo relativo a
la destructiva ficción literaria del marido que a la realidad vivida por la
mujer, la cinta se deja ver por lo enigmático de su relato, por un montón de
buenas interpretaciones y, ante todo, por contener un final de lo más perverso
y contundente que, en parte, entronca con unos brutales y desagradables títulos
de crédito iniciales que, a buen seguro, habrían enloquecido al mismísimo
Fellini.
Otras nominadas:
Manchester Frente al Mar (mejor película, dirección,
guión original, actor principal, actor secundario y actriz secundaria: Casey
Affleck, Lucas Hedges y Michelle Williams, respectivamente) - ver crítica.
La La Land (mejor película, dirección, guión
original, fotografía, montaje, diseño de vestuario, banda sonora, mezcla de
sonido, edición de sonido, 2 mejores canciones originales, diseño de producción
y mejores actor y actriz principales: Ryan Gosling y Emma Stone,
respectivamente) - ver crítica.
Comanchería (mejor película, guión original, montaje
y actor secundario: Jeff Bridges) - ver crítica.
Hasta el Último Hombre (mejor película, director,
montaje, mezcla de sonido, edición de sonido y actor principal: Andrew
Garfield) - ver critica.
Elle (mejor actriz principal: Isabelle Huppert) - ver crítica.
12.2.17
Ánima en pena
Hace ya una semana larga que Manchester Frente al Mar, película escrita y dirigida por Kenneth Lonergan, se pasea por las
carteleras de nuestro país. Una ocasión única para disfrutar con uno de los
mejores títulos estrenados a principios del 2017. Una historia compacta, dura y
triste (¡tristísima!), que tiene por protagonista a un hombre con el que la vida
se ha ensañado de mala manera.
Lee Chandler es un tipo que acumula en su vida todo
tipo de golpes; golpes que le volverán a azotar duramente cuando tenga que
regresar a su pueblo natal para asistir al funeral de su hermano Joe.
Allí, tendrá que afrontar de nuevo a los fantasmas de su pasado y lidiar con
un sentimiento de culpabilidad difícil de eliminar.
Lee es Cassey Affleck; un Affleck brillante que,
pese a su complejo papel, afronta la construcción del personaje de forma
totalmente sobria y creíble, sin extralimitarse en ningún momento y
consiguiendo, con ello, uno de esos trabajos que huelen a Oscar. De
hecho, él y su Lee Chandler son el alma mater de Manchester Frente al Mar,
actor al que respaldan, de manera igualmente genial, gente como Kyle Chandler,
Gretchen Mol o Michelle Williams, sin olvidar a otro de los sostenes del film,
el joven y ponderado Lucas Hedges, el sobrino de Lee en el film.
La cinta de Kenneth Lonergan es pausada, contenida y
tremendamente amarga, como una potente patada en la mismísima boca del
estómago. Un guión milimétricamente calculado que, poco a poco, va abriendo
puertas entornadas para que la platea descubra las causas del dolor
que soporta el apagado Lee: un retrato punzante de un ánima en pena; un zombi
en vida corroído por un suceso que nunca podrá alejar de su gris existencia.
Emotiva y cruda, esquiva en todo momento la tentación
de sacarle la lágrima fácil al espectador. Lonergan sólo expone unos hechos y,
manteniéndose siempre a cierta distancia, se reserva la posibilidad de juzgar a
su personaje principal; un personaje al que, en el fondo y a pesar de su distanciamiento,
trata con un cariño muy especial.
Un título imprescindible. Una de las película
indiscutibles del año, tanto por su delicada puesta en escena como por la
magistral interpretación de un Cassey Affleck único. Sin él, Manchester Frente al
Mar no hubiera sido lo mismo. No la dejen escapar bajo ningún concepto.
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