John Madden, después de haberse empeñado en
mortificar a las plateas con dos innecesarias entregas sobre las historias del
Exótico Hotel Marigold (o sea, el más alto grado del buenismo viejuno), vuelve
a la carga con un film mucho más potente que, en parte, entronca con su
interesantísima La Deuda. Se trata de El Caso Sloane, un thriller político que
abriga un punto crítico sobre la Segunda Enmienda de la Constitución de los
Estados Unidos, aquella que protege el derecho a poseer y portar armas a los
ciudadanos norteamericanos.
La cinta se centra, principalmente, en Elizabeth
Sloane, una ejecutiva sin escrúpulos que, en su lucha a favor de conseguir una
nueva legislación para el control de la tenencia de armas, se enfrentará al
todopoderoso lobby armamentístico a pesar de saber que, en su obstinación,
puede arriesgar el prestigio obtenido a lo largo de su carrera profesional; una
carrera, sin embargo, plagada de puntos oscuros y cercanos a la corrupción
política.
La ambigüedad del personaje de Sloane es una de las
bazas que hacen aún más interesante la película de Madden: una mujer que, a
pesar de sus buenas intenciones en derrocar la insana Segunda Enmienda, esconde
cartas no muy legales en su maquiavélica partida contra el poder establecido;
una doble moral que, a través del excelente trabajo de Jessica Chastain, hace que
el espectador no sea excesivamente duro a la hora de juzgar sus acciones.
A la sobriedad con la que Chastain afronta su
controvertido rol, hay que sumarle un buen número de secundarios que, en todo
momento, saben estar a la altura de su protagonista principal, tal y como
sucede con Mark Strong, John Lithgow o Sam Waterston y, de entre ellos, destacando
ante todo la fuerza con la que Gugu Mbatha-Raw da vida a Esme Manucharian, una
de las compañeras litigantes de Sloane que, en un pasado, se vio envuelta como víctima en un
tiroteo en un instituto norteamericano.
Un thriller político vigoroso, lleno de ágiles y
contundentes diálogos y capaz de poner en solfa uno de los grandes conflictos
de la sociedad norteamericana actual: el de la tenencia incontrolada de armas y
lo que ello conlleva. Cercana, en pretensiones, al mejor cine de
Costa-Gavras, quizás patine un poco en el (un tanto forzado) giro que le
impregna Madden a su recta final; un giro que, sin embargo, no altera para
nada la calidad de un producto inteligente, bien escrito y, repito, con una
Jessica Chastain fuera de serie.
“¡Por mis pistolas!”, clamaría Charlton Heston si
levantara la cabeza y visionara El Caso
Sloane.
3 comentarios:
Pues la verdad se nota interesantísimo y es muy posible que quiera verlo cuanto antes pueda, pero sin mortificaciones de críticas o algún asunto similar. Espero que sea una película con grandes momentos, como las que me gustan.
Aún no he tenido la oportunidad de ver este film, pero esta en mi lista de películas por ver.
Por cierto, ¡Muy buen post!
Mañana cae.
P. D. Que se ha muerto Paul Avildsen.
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