Hace cuatro años, Christopher McQuarrie dirigió Jack Reacher, un interesante y vigoroso thriller que, protagonizado por Tom Cruise,
recogía las andanzas del personaje del título, un tipo sacado de las novelas de
Lee Child tras el que se esconde un exmilitar un tanto fantasmagórico: un
hombre difícil de localizar y que tan sólo aparece en momentos puntuales para
resolver temas que afecten directamente al estamento militar. Ahora, el tal Reacher
reaparece en su segunda entrega cinematográfica, Jack Reacher: Nunca Vuelvas Atrás.
De nuevo Cruise vuelve a ponerse en la piel de su
enigmático protagonista, aunque como productor cambia la más contundente dirección de
McQuarrie por la de un más irregular Edward Zwick quien, en esta ocasión, se
muestra bastante incapaz de dotar a la película de la fuerza que poseía la
primera entrega, pues este nuevo Jack Reacher, aparte de entretener, no tiene la
energía de la primera cinta.
Ahora, el amigo Jack Reacher vuelve a salir de su
anonimato para respaldar a una comandante de su antigua unidad que ha sido
detenida acusada de traición. A pesar de la oposición que encontrará en su
camino por parte de altos estamentos militares (y también paramilitares), el
peculiar investigador, con la ayuda de la acusada, descubrirá un peligroso complot
gubernamental, al mismo tiempo que tendrá que lidiar con un secreto de su propio
pasado que le podría cambiar la vida para siempre.
La cinta, a pesar de sus múltiples baches narrativos
y argumentales, se deja ver, pero no va más allá. No engancha ni resulta tan
estimulante como la original, pues Zwick ha realizado un trabajo en exceso
plano y un tanto sin alma, así como los secundarios que rodean a un efectivo
Cruise (que, por cierto, ya se está haciendo mayorcito y un pelín culón), no
tienen, ni mucho menos, la solvencia de los de la anterior. Por mucho que se esfuercen,
ni Cobie Smulders es Rosamund Pike, ni Robert Knepper ni Aldis Hodge le llegan
a la suela de los zapatos de gente como Robert Duvall o Richard Jenkins.
Además, a mi gusto, este film denota un gran
problema que lastra, en parte, la intriga planteada: el del ñoño y cargante personaje
de la joven Samantha que, interpretado por Danika Yarosh, se me antoja
truculento y sensiblero; una concesión tan comercial como dirigida claramente
al público adolescente y sobre la que no quiero insistir más para no caer en el
temido spoiler.
Irregular pero distraída gracias, ante todo, a la
peculiaridad de las características del interesante y atípico personaje
protagonista y a las numerosas ráfagas de acción y violencia con las que se salpican
sus casi dos horas de metraje, mereciendo una atención especial al clímax final
por las calles de una Nueva Orleans en plenas fiestas.
Espero que si en un futuro hay una nueva entrega de
Jack Reacher, se opte por un realizador un poco más práctico y menos formal que
Edward Zwick. Todos saldremos ganando.
1 comentario:
Vaya, crei que era la unica persona que opinaba asi sobre esta pelicula
Publicar un comentario