No se hagan ilusiones, pues ese tipo tumbado, de recia panza, no soy yo. Ni siquiera la lozana muchacha que tiene aposentada encima es la mejicanita que me tocó en suerte. Es de suponer que se trata de la prueba que hicieron el día anterior y cuyo rodaje fue suspendido debido al temporal que cayó sobre el Poble Espanyol.Malas lenguas me contaron que ese buen hombre, tendido en el suelo y arropado con las mismas vestimentas que posteriormente utilicé, se acongojó tanto que decidió no presentarse al día siguiente a rematar el trabajo. “Para eso está Spaulding”, debió pensar.
Además, les puedo asegurar que me mostré menos recatado que mi sucesor en el cargo. Yo, al menos, me quité la sotana y dejé que asomaran unos centímetros de mi nalga izquierda.
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