27.10.20

Encuentros en la 3ª fase

Más de 2 años sin poder saber nada de ustedes. Y es que una abducción alienígena es un mal rollo que no se lo deseo ni a su peor enemigo. Todo empezó en una extraña noche de hace 3 abriles, cuando una peculiar nave extraterrestre, con forma de porrón, se posó sobre el tejado de mi edificio. Alarmado, subí escaleras arriba en su búsqueda y, deslumbrado por sus potentes focos, fui rociado por un apestoso gas que me dejó totalmente inconsciente.

Cuando desperté, había perdido totalmente la noción del tiempo y me encontré encerrado entre cuatro sobrias paredes blancas. No pude ver a nadie, tan sólo oí unas voces que chapurreaban un extraño lenguaje cuyo confuso idioma me recordó al de un acento marcadamente aragonés, maño total, aunque muy incongruente en sus diversos mensajes.

Alimentado de forma intravenosa, he pasado todos estos años siendo torturado de forma psicológica al proyectarme, durante las 24 horas del día y sin parar, las filmografías íntegras y de forma repetida de David Lynch e Ingmar Bergman. Un martirio total que tan sólo se veía suavizado, momentáneamente, por la jornada en que me ponían alguna cinta de Cantinflas.

Más de 2 largos años, repetitivos y angustiantes, hasta que, de repente y tras haberme anestesiado de nuevo, desperté postrado en el dormitorio de mi casa como si nada hubiera ocurrido.

De esa alucinante experiencia me han quedado ciertas secuelas, siendo la más destacada una fuerte dislexia, tanto ortográfica como numérica, que me obliga a poner más mucha atención en todas las tareas diarias que realizo.

Y ahora les dejo, para iniciar, en breve, un repaso a lo que ha supuesto la 53ª Edición del Festival de Sitges. Mientras, me voy a hacer un poco de caligrafía.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Una de las mejores películas de ciencia ficción junto a la saga de Star Wars.

Carlos dijo...

Me encanta cuando la gente hace similitudes de su vida con los grandes éxitos de pantalla, es lo que tenemos los cinéfilos.

ANIMO