1.5.12

Loca por la secta

Martha Marcy May Marlene llega avalada por el premio al mejor director en el Festival de Sundance; un aval, por cierto, que no es garantía de mucho, más bien de encontrarnos ante un producto gafapastoso y pretencioso. De hecho, la película, dirigida por el debutante Sean Durkin, a pesar de sus buenas intenciones, peca de una vanidad que tumba de espaldas.

Deudora de la ortografía del cine indie de los últimos años, Martha Marcy May Marlene narra, mediante una lentitud exacerbante, el proceso de degradación mental de Martha, una joven que, tras escapar de la secta comunal en la que había caído, busca refugio al lado de su hermana mayor y de su cuñado. Los recuerdos de su negativa experiencia en el seno de la hermandad y el temor a que puedan estar acosándola para recuperarla, emborronarán su relación con sus seres más allegados.

La cinta, exenta de un epílogo mínimamente esclarecedor, se aproxima al personaje de la atormentada Martha, mezclando, en su narrativa, distintos procesos físicos y mentales. Juega con el tiempo actual al lado de sus familiares y un montón de flash-backs referentes a sus vivencias dentro del grupo, así como con la fusión de la realidad y las ensoñaciones turbulentas provocadas por el temor a ser rescatada por la cofradía; un trabajo, éste, muy poco diferenciado en su estilo y que, por su insistencia, acaba resultando ciertamente cansino, tanto por la parsimonia con la que se toma ciertos pasajes como por su falta de originalidad, ya que se trata de un recurso utilizado (de forma mejor y más contundente) en muchos films anteriores a la hora de plasmar la fatídica evolución de una enfermedad mental.

Si algo tiene a destacar Martha Marcy May Marlene es la interpretación de Elizabeth Olsen, su protagonista femenina, la misma que trabajara recientemente en Luces Rojas bajo la batuta de Rodrigo Cortés; una joven actriz que, con su sobriedad, hace totalmente creíble el estado de inestabilidad de una muchacha marcada por sucesos traumáticos.

En el plano actoral no sólo es Elizabeth Olsen la que sobresale, pues también resulta remarcable la inquietante presencia de John Hawkes quien, en el papel del oscuro gurú de la secta, logra incomodar con su pose al espectador. Un actor, por cierto, muy dado a este tipo de caracteres, pues ya en la espléndida Winter’s Bone -por la que fue nominado a mejor secundario- provocaba el mismo efecto de repulsión en la platea.

Personalmente, palié el aburrimiento que emanaba de sus imágenes gracias a un entretenimiento de lo más estúpido: intentar descubrir a quienes me recordaban Elizabeth Olsen y Sarah Paulson, la actriz que da vida a Lucy, la hermana de Martha. De la primera llegué a la conclusión de tratarse de una mezcla entre Ornella Mutti, Kathleen Turner en sus años mozos y Maggie Gyllenhaal, mientras que la segunda nace de la suma entre Kim Basinger y Nicole Kidman.

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