Cuatro años antes de su debut como realizador en el 2005 con Harsh Times (Vidas al Límite), David Ayer firmaba como guionista Training Day, uno de
los mejores thrillers de la década pasada y en donde ya empezaba a perfilarse
una de las constantes de su cine: la corrupción policial, tal y como dejó patente en su segundo título como director, Dueños de la Calle. Ahora, con
Sabotage, vuelve a la carga con su tema preferido y enmarca la podredumbre del
cuerpo policial en el seno de una unidad de la DEA capitaneada por el mismísimo
Arnold Schwarzenegger quien, en esta ocasión, asume un papel protagonista marcado
por la oscura dualidad de su personaje, John “Breacher” Warton, un hombre al
límite que, junto con los integrantes de su equipo, aparca la ética a un lado
para dar un golpe millonario a uno de los cárteles de la droga más violentos.
Lo que nadie esperaba es que, tras el golpe, los miembros de su grupo irán
siendo asesinados uno a uno.
Uno de los aciertos de Sabotage radica en el retrato
que hace de cada uno de los miembros del grupo policial y sus devaneos entre
ese débil línea que separa el bien del mal, empezando por la figura del propio
Schwarzenegger, un poli marcado por un hecho violento del pasado y de
procederes bastante discutibles. Y, a pesar de que el hombre ya no está para
ciertos trotes y de cargar con un rol alejado de sus sempiternos personajes, saca
adelante a su personaje con dignidad, al igual que el resto de actores,
tanto a uno como al otro lado de la línea divisoria.
Lo que menos le importa a David Ayer es la investigación policial
que lleva a cabo una inspectora de policía (una efectiva Olivia Williams) para
dar con el asesino de los componentes del grupo de la DEA comandados por “Breacher”, así como averiguar las posibles implicaciones ilegales de éstos. En realidad, lo que más le
importa al realizador a la hora de poner a punto su trabajo es su frenético estilo
(tanto narrativo como visual) y, ante todo, esa amoralidad con la que subraya a
cada uno de sus protagonistas, empezando por el citado Schwarzenegger (¡por Tutatis, qué farragoso resulta escribir su dichoso apellido!) y
terminando por el único miembro femenino de su equipo (espléndida Mireille Enos), una mujer enganchada a
todo tipo de drogas y emociones.
Un thriller atípico, dotado de un inicio impactante
y filmado con empaque y ritmo; mucho ritmo, tal y como se demuestra en unas
cuantas escenas de acción perfectamente planificadas, como la vibrante persecución automovilística, a tiro limpio, por las calles de la
ciudad de Atlanta. Y, de propina, el regalo de la descripción de los originales
asesinatos de los integrantes de “la pandilla basura” protagonista, todo un guiño
a los Diez Negritos de doña Agatha Christie: toda una sofisticación.
La ha palmado Robin Williams :((((
ResponderEliminarUna buena putada. Es la primera noticia que he oído esta mañana al levantarme. Se merece un post honorífico.
ResponderEliminarMismamente lo he escuchado yo esta mañana. Hablan de suicidio de este colega de Jim Belushi. Pelin inaguantable para mi gusto en sus papeles comicos pero cuando se ponia serio estaba bastante bien.
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