Nada mejor para empezar el día que Starred Up, cine
carcelario de lo más vitriólico. Dirigida por el británico David Mackenzie, nos
narra la historia de un joven adolescente que, por su carácter violento, es
trasladado de un centro de reeducación a una prisión de máxima seguridad, lugar
en el que se reencontrará con su conflictivo padre, un hombre que lleva años en esa misma penitenciaría cumpliendo una larga condena. Virulenta y sin concesiones, de lenguaje
duro y situaciones tensas, se trata de una despiadada crítica al sistema
penitenciario inglés y, al mismo tiempo, de un melodrama paternofilial de altos
vuelos. A destacar el trabajo interpretativo del joven Jack O’Connell y, ante
todo, a la compleja creación de Ben Mendelshon metiéndose en la piel del cínico
padre de la criatura. Sencillamente para helar la sangre al más pintado.
Con Honeymoon, el mal rollito está servido.
Protagonizada por unos efectivos Rosa Leslie (la Ygritte de Juego de Tronos) y
Harry Treadaway y dirigida y escrita por el debutante Leigh Janiak, se trata de
una producción norteamericana marcada por el claro sello del cine indi:
paisajes rurales, economía de actores (sólo 4 componen su casting) y sobriedad
narrativa y descriptiva; los ingredientes necesarios (y casi únicos) para
contar al espectador la degradación de una pareja de recién casados que,
durante la celebración de su luna de miel en una casita familiar al lado de un
lago canadiense, vivirán una experiencia tensa y sanguinolenta en la que no faltarán elementos sacados de la
sci más pura y dura (aunque en formato pastel de bodas). Puliéndola un pelín
más y otorgándole más ritmo a ciertos pasajes un tanto adormecidos, podría
tratarse de un excelente film que brilla, ante todo, por el buen hacer de su
pareja protagónica y por la fuerza que adquiere su crescendo dramático en la
última parte de su ajustado metraje. Habrá que seguirle la carrera al tal
Janiak. Este tío promete.
Cerré la jornada con un thriller a tener en cuenta,
una de las mejores propuestas de la edición de este año: Cold in July, cine
negro y de contundente violencia que nos llegó de la mano de Jim Mickle, el
mismo que el año pasado presentara en este mismo certamen la espléndida y
antropófaga We Are What We Are. Héroes rurales, muertos anónimos, detectives
granjeros y delincuentes de la tercera edad, se mezclan en una intriga bien
trazada que, a pesar de su poca credibilidad, engancha al espectador gracias a
su bien estructurado guión, lleno de giros insospechados, de personajes
entrañables (geniales Sam Shepard y Don Johnson) y de un humor tan socarrón
como inteligente. De saqueadores de casas con nocturnidad y alevosía, a polis
corruptos, pasando por distribuidores y realizadores de snuff movies: un poco
de todo al servicio de un film brillante y entretenido.
En la próxima entrega, la friolera de 8 títulos más.
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