El domingo 5 de octubre, tercera jornada del
festival, significó un día tranquilo para mí, pues no pude ver más que dos de
las películas programadas. La primera fue la hongkonesa The Midnight After, una
inenarrable cinta de ciencia ficción que, dirigida por Fruit Chan, narra las
vivencias de un grupo de unas 17 personas que una noche, tras subir a bordo de
un microbús urbano nocturno, a la salida de un túnel, descubrirán estupefactos
que se han quedado solos en medio de la ciudad; una ciudad desierta, sin nadie
en sus calles ni en los edificios, excepto la extraña y velada aparición de un
tipo vestido de oscuro y cubriendo su rostro con una máscara de gas. Un producto
insoportablemente aburrido y por momentos ciertamente risible, tras el que se
esconde un inexplicable guión en el que se mezclan conceptos tan dispares como el
Space Oddity de David Bowie, el accidente de Fukushima, un violador en
potencia, un cocainómano tonto del culo, una pitonisa con fama de bruja y un
virus de lo más letal, entre otras nociones de lo más absurdo e ininteligibles.
Una tomadura de pelo insoportable: de aquellas que, al llegar al plano
final después de dos arduas e interminables horas de metraje, uno se queda con la
boca abierta cuestionándose qué coño le han contado.
Después rematé el día con un entretenimiento de lo
más friki, la noruega Dead Snow 2: Red Vs. Dead, secuela del Dead Snow que se
presentó en el 2009 en este mismo festival y que, dirigida por el mismo Tommy Wirkola, retoma las huestes de zombis
nazis que sembraban el terror en la cinta original. Mucho más pulida y alocada
que la primera entrega entrega, en esta ocasión, el único superviviente del grupo de
excursionistas exterminados en el film original, unirá sus fuerzas a una camarilla de
teenagers norteamericanos expertos en la eliminación de zombis para acabar con
los nazis resucitados. Una especie de cartoon gore, gamberro, mucho más
acelerado que el anterior y que tiene su punto culminante en una batalla campal
entre los citados zombis nazis y un ejército de soldados rusos que, recién salidos
de sus tumbas, buscan vengarse de la tropa germana. Una tontería, sin más que,
de todos modos, desengrasó un tanto el empacho de gafapastadas y propuestas más
sesudas.
En la próxima entrega, tres títulos más del Sitges
2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario