Gruñón, "malcarat" y criticón. Hace años perdió su sentido del humor en algún lugar recóndito y, en la actualidad, sólo sueña con retirarse al interior de una cabina telefónica.
Se van dos grandes, y en cambio se quedan tantos hijos de putas.
Toda la razón del mundo, don Rull.
Se van dos grandes, y en cambio se quedan tantos hijos de putas.
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