Como cada año, hoy toca apuntar las que han sido, a
mí gusto, las diez mejores películas del 2017. Al igual que siempre, algunos
títulos han quedado fuera de la lista, tal y como ha sucedido con la entretenida
y acelerada Atómica, ese curioso biopic sobre el propietario de McDonalds que
atendía por El Fundador, la locura claustrofóbica de El Bar de Álex de la
Iglesia o, por ejemplo, la interesante secuela de Trainspotting, T2 Trainspotting.
Pues allá que vamos. Aquí tienen las 10 mejores del
año. Y, como siempre, de menor a mayor relevancia. O sea, del 10 al 1.
10.- Abracadabra. Tras la interesante y premiada
Blancanieves, Pablo Berger vuelve con una curiosa cinta en la que se mezclan
diversidad de géneros. Comedia, melodrama, fantástico… Un poco de todo al
servicio de una historia en la que un tipo bastante impresentable (genial
Antonio de la Torre) queda poseído por un ser maligno tras una sesión de
hipnotismo que nada tiene que envidiar a la de Woody Allen en La Maldición del Escorpión de Jade. Para rematar la cosa, añádanle un aire almodovariano en la
descripción suburbial del ambiente en donde viven sus principales protagonistas
y, como guinda final, la presencia de una soberbia Maribel Verdú en la piel de
la esposa del hombre poseso. El invento funciona. Y funciona muy bien. Que bien se le da el cutrerío a Berger.
9.- Barry Seal: El Traficante. Uno de los mejores
films protagonizados por Tom Cruise durante esta década. En él, y dirigido con
ritmo y muchísimo sentido del humor por Doug Liman (el mismo de Al Filo del Mañana), Cruise da vida, basándose en un caso real, a Barry Seal, un ex piloto
de una línea comercial que, tras haber sido reclutado por la CIA, terminó
colaborando activamente con el cartel de Medellín. Un film divertido que, por
su trepidante narrativa, deja muy poco respiro al espectador y en donde el
actor, después de mucho tiempo, deja entrever sus dotes como comediante. Entretenimiento en estado puro. Ya querría más películas así a lo largo del año.
8.- Fe de Etarras. Estrenada en el pasado festival
de San Sebastián y distribuida primero a través de una plataforma televisiva
antes de verse en (poquísimas) salas comerciales, este es un excelente divertimento
de Borja Cobeaga que, contando con un brillante Javier Cámara, logra urdir
una simpática trama sobre los coletazos finales del grupo terrorista ETA.
Ambientada en una pequeña capital de provincias durante el verano de 2010,
justo cuando se estaba jugando el mundial de fútbol en Sudáfrica, aparte de
mostrarse como una comedia inteligente que se acerca a un tema delicado durante
muchos años, Cobeaga, con la ayuda de su excelente plantel de actores y de un
guión sin fisuras, logra colarnos un buen número de gags muy celebrados (como
el de la gigantesca bandera española con el torete incluido o el primer
atentado de la célula terrorista protagonista). Para disfrutarla al cien por cien.
7.- Baby Driver. Cine de acción y comedia
perfectamente conjugados gracias al savoir faire de su director, Edgar Wright
(el de Zombies Party y Bienvenidos al Fin del Mundo, entre otros títulos). En
esta ocasión, dotando a su trabajo de un ritmo endiablado, nos cuenta la historia
de un joven adolescente especializado en fugas automovilísticas siempre bajo el
ritmo de su particular banda sonora quien, por deudas del pasado, le debe
varios favores al jefe de una banda mafiosa para el cual trabaja. A la simpatía
de su joven actor protagonista (Ansel Elgort) hay que sumarle la fuerza del
elenco adulto que le rodea: desde Jamie Foxx, pasando por Jon Hamm y terminando
por (el últimamente controvertido) Kevin Spacey. Una sobredosis de aceleración
a tope. Para amantes de subidones de adrenalina.
6.- Lady Macbeth. Sin tener nada que ver con la obra
de Shakespeare, se trata de un film pausado y reposado que, al mismo tiempo,
viene cargado de una mala leche impresionante. Ambientado en la Inglaterra
rural de 1865, su director, William Oldroyd, sabe deshacerse de todos los
tópicos del acartonamiento habitual en este tipo de cintas y dota a la misma de
una sensibilidad muy especial a la hora de narrar las vicisitudes de una mujer maltratada
por el matrimonio con un hombre mayor de edad al que no quiere y su posterior castigo al iniciar un
romance con un trabajador de la finca en la que vive. Atención a Florence Pugh,
su protagonista femenina principal, una chica que, a buen seguro, dará mucho que
hablar en productos futuros.
5.- Locas de Alegría. Tras la interesante y compacta
El Capital Humano, el italiano Paolo Virzi nos obsequia con una agridulce
comedia que basa casi toda su fuerza en sus dos protagonistas principales: una
potentísima Valeria Bruni Tedeschi y una sorprendente Micaela Ramazzotti quienes,
en el film, interpretan a un par de mujeres que logran escaparse del centro
psiquiátrico en el que estaban recluidas. La primera es una mujer charlatana
bien relacionada con la alta sociedad italiana, mientras que la segunda es una
joven adolescente que, en su interior, esconde un secreto difícil de desvelar. Una
historia de amistad y sentimientos de todo tipo que, en el fondo, abriga una de
las películas más tristes de la temporada.
4.- El Caso Sloane. Un excelente thriller político con
un poderoso punto crítico sobre la Segunda Enmienda de la Constitución de los
Estados Unidos, aquella que protege el derecho a poseer y portar armas a los
ciudadanos norteamericanos y en el que una ejecutiva sin escrúpulos (brillante
en su ambiguo personaje Jessica Chastain) se enfrentará al lobby armamentístico
para lograr una nueva legislación sobre el control de la tenencia de armas. Un
trabajo vigoroso, lleno de ágiles y contundentes diálogos y capaz de poner en
solfa uno de los grandes conflictos de la sociedad norteamericana actual. Cercana,
en intenciones, al mejor cine de Costa-Gavras.
3.- La La Land (La Ciudad de las Estrellas). Todo un
homenaje cinéfilo al mundo de los musicales, en donde los guiños a películas
claves del género no se hacen de esperar. Un brillante ejercicio de estilo que
se apoya en un sinfín de referentes. Cine, cine y más cine, se acumula en una
cinta que, escrita y dirigida por el propio Damien Chazelle, acumula una buena
cantidad de números musicales en los que se mezclan la magia del momento, la
fuerza de su sencillo aunque magnético guión y el buen hacer de su pareja
protagonista: un controladísimo Ryan Gosling y una sorprendente Emma Stone,
rebosantes ambos de una química muy especial. Visualmente arrebatadora,
escenográficamente atractiva, emotiva, divertida y capaz de remover todo tipo
de sentimientos en el espectador.
2.- Estiu 1993 (Verano 1993). Carla Simón, en su
debut como directora cinematográfica, ha elegido narrar sus propias
experiencias de pequeña cuando, tras morir sus padres, tuvo que abandonar la
ciudad de Barcelona para irse a vivir con sus tíos a una vieja masía en medio
de la montaña. Allí, habrá de habituarse a su nueva vida y a compartir sus extrañas
sensaciones con sus padres adoptivos y con la pequeña hija de estos. Un trabajo
franco, directo, valiente y con la emotividad a flor de piel en cada uno de sus
planos. A destacar el trabajo de sus jóvenes protagonistas (en especial el de
Laia Artigas, la niña huérfana) y la sencillez y sobriedad con la que afrontan sus
respectivos papeles Bruna Cusi y David Verdaguer, los padres adoptivos. Difícil
evitar un fuerte nudo en la garganta en algunas de sus escenas finales.
1.- Manchester Frente al Mar. Una historia compacta,
dura y triste (¡tristísima!), que tiene por protagonista a un hombre con el que
la vida se ha ensañado de mala manera, un tipo que acumula en su existencia todo
tipo de golpes; golpes que le volverán a azotar duramente cuando regrese a su
pueblo natal para asistir al funeral de su hermano, pues allí afrontará de
nuevo a los fantasmas de su pasado y lidiara con un sentimiento de culpabilidad
difícil de eliminar. Al frente, un Cassey Affleck brillante que, pese a su
complejo papel, afronta la construcción del mismo de forma totalmente sobria y
creíble, sin extralimitarse en ningún momento. Una película pausada, contenida
y tremendamente amarga, como una potente patada en la mismísima boca del
estómago. Su director, Kenneth Lonergan, ha conseguido un trabajo especialmente emotivo y crudo. Uno de los títulos indiscutibles del año, tanto por su
delicada puesta en escena como por la magistral interpretación de su
protagonista principal.
En pocos días, lo más peor del 2017.
Por cierto, ¡feliz año nuevo!
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