David Dobkin, un director especializado hasta el
momento en comedias simplonas (El Cambiazo, Fred Claus), con su nuevo
trabajo, El Juez, apuesta por un cine de mayor envergadura y entra de lleno en
un melodrama familiar de ambiente
judicial. Una propuesta a priori prometedora que, por culpa del montón
insufrible de tópicos con la que está construida, se queda en agua de borrajas.
La historia se centra, principalmente en Joseph y
Hank Palmer. Padre e hijo, respectivamente. El primero es el juez de una
pequeña localidad de Indiana; el segundo un abogado de élite de la ciudad de
Chicago. Ambos no se soportan ni en pintura. Tras estar varios años sin verse,
el hijo volverá a su localidad natal para asistir al entierro de su madre. Lo
que en un principio tenía que ser un viaje relámpago, se convertirá en una visita
más prolongada de lo esperado al tener que encargarse de la defensa de su padre
quien, al día siguiente de enterrar a su esposa, será acusado del asesinato de uno de los vecinos del lugar.
Nada nuevo que contar. Más de lo de siempre. Topicazos
a punta pala: tensión entre padre e hijo, recelos del pasado, un hermano fracasado y otro deficiente mental. El abogado, es un
tipo de doble moral aunque con buenos sentimientos; el juez, un
hombre estricto, enfermo y cascarrabias. De propina, por si
fuera poco, la hijita repelente del letrado, una novia del pasado, la hija de ésta, un fiscal de hierro y un
abogado adjunto bastante tontorrón. Lo nunca visto, vaya, y aderezado con ese
toque moralizante que tanto le gusta al público norteamericano (bandera
incluida, no faltaría más).
Suerte tiene el tal Dobkin de que, por lo menos, sus
actores le funcionan a la perfección. Gracias a ellos, se suaviza un tanto ese aspecto de
telefilme de sobremesa que destila el producto. Robert Downey Jr. aparca
provisionalmente a un lado su disfraz de superhéroe de la Marvel y apuesta por
un personaje más humano que deja al descubierto sus dotes interpretativas,
mientras que Robert Duvall, a sus 83 años (y a pesar de dar vida a un hombre de
71), carga con el papel más consistente de la función, encarnando a ese
magistrado que, en un momento determinado de su vida, ve tambalear su ética
profesional. Y ello sin olvidar las siempre interesantes aportaciones de gente
como Vera Farmiga, Vincent D’Onofrio o un muy desaprovechado Billy Bob
Thornton.
Viendo los despropósitos y la melaza que amaga El
Juez, les aseguro que eché en falta grandes películas judiciales y familiares
al estilo de Matar un Ruiseñor, cinta de la que, por cierto, se hace una
pequeña referencia al entonar el nombre de su personaje principal, el único e
incomparable Atticus Finch (inmenso Gregory Peck). Eran otros tiempos. Ahora
nos toca acarrear con letrados cinematográficos de otro estilo.
Pues mire que bien. El sábado estuve a punto de entrar a ver esa de El Juez, pero no pude convencer a una amiga y terminamos viendo La Isla Mínima... mejor para mí, que me lo pasé estupendamente y parece que acertamos con el cambio de pelícla (o con las amigas)
ResponderEliminarLa Isla Mínima la tengo pendiente. Y me apetece mucho.
ResponderEliminarUn beso en la frente a sus amigas de mi parte.
Mi señora descartó esta película en cuanto vimos el avance. Dicho lo cual, se echa en falta que los que hacen ese tipo de anuncios cinematográficos le echen un repaso al tráiler de "La soga".
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