Desde principios de este mes, el particularísimo
Torrente vuelve a estar entre nosotros. Torrente 5: Operación Eurovegas es el
título de la nueva entrega protagonizada por el friki más fachendoso de nuestro
país. Poco se puede decir que ya no se sepa del personaje y, mucho menos, del
estilo de comedia con el que se van a enfrentar. Tacos, "guarrerías españolas"
(que diría el gran Chiquito), escatología por un tubo y un montón de cameos
protagonizados por un sinfín de personajillos (la mayoría, tanto o más inmundos
que el propio Torrente) habituales de la telebasura patria.
En esta ocasión, se adentra en la planificación y ejecución de un golpe a un casino aunque con ciertos apuntes futuristas, ya que cuando Torrente sale de cumplir
condena en el año 2018 se enfrentará con varios detalles que trastocarán su
enfermizo espíritu españolista. España ha sido expulsada de Europa, vuelve a
tener la peseta como moneda legal y, lo que es peor para su patriotismo enfervorizado,
Catalunya ya es un país independiente cuya selección de fútbol se ha
clasificado para jugar la final de la Copa Mundial contra Argentina. Y, para
más INRI, unos “presuntos” catalanes han mancillado la estatua de El Fary que
engalanaba la tumba del cantante.
Una premisa divertida y simpática que sin embargo no
va más allá de su planteamiento (excepto un celebrado gag con los entrenadores
de las selecciones de Catalunya y Argentina). Torrente va siempre a lo mismo:
el “caca, culo, pedo” que entusiasma a sus seguidores. Santiago Segura ya no
sorprende ni con su personaje ni con su propuesta. Torrente es Torrente y punto. Pero el muy cabroncete sigue teniendo gracia.
Si Steven Soderbergh, con Ocean's Eleven, orquestó
un excelente remake de La Cuadrilla de los Once para dar un golpe en un casino
de Las Vegas, el amigo Segura hace un tanto de lo mismo para desmantelar otro
casino en Eurovegas, incluyendo una escena final de acción filmada con todo lujo de
detalles. Y, a pesar de su previsibilidad, su engranaje usual le funciona a la
perfección. Torrente no engaña, es lo que es. Y a quien no le guste, que no
vaya a verlo. Yo, con sus chabacanerías, me lo sigo pasando lo mar de bien.
Como dice el propio Segura, Torrente puede ser un cutre pero sus películas no lo son para nada. Gran año el del cine patrio.
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