Hace unos cuatro años, en octubre del 2010, el
sevillano Paco Cabezas presentaba en Sitges su segundo largometraje, Carne de Neón, una fresca, acelerada y divertida transposición del cine de Guy Ritchie a
nuestro modo de ser; un thriller, lleno de personajes almodovarianos, que pocos
meses después conseguiría el máximo galardón del extinto Fecinema (Festival de
Cine Negro de Manresa). Ahora, moviéndose aún en el terreno del thriller, el
realizador español prueba fortuna en tierras americanas y nos presenta Tokarev,
un caótico producto policíaco que tan solo sirve para el lucimiento del nuevo
tupé de un muy patético Nicolas Cage. Claramente, en este caso, se demuestra
que tiempos pasados fueron mejores.
Un film de encargo que no es más que una
nueva vuelta de tuerca sobre aquellos justicieros urbanos que antaño
interpretara Charles Bronson en un montón de infumables títulos cortados todos ellos
por el mismo patrón. En este caso, el justiciero es Paul Maguire (o sea, el
Cage y su pelucón), un empresario de la construcción con un oscuro pasado a sus
espaldas que, tras ver asesinada a su hija, iniciará una sangrienta venganza volcando
su ira contra los miembros de una mafia rusa con los que tenía una deuda
pendiente y a los que cree autores del crimen.
A pesar de su más que previsible giro final (un giro
que se huele desde los primeros minutos de proyección), la cinta atufa a
refrito que tumba de espaldas. Un mucho del espíritu de Bronson y un par de
toques a lo Mystic River (por lo del mafioso, la venganza y su hija asesinada),
al servicio de un producto encorsetado y prefabricado en el que Cabezas
demuestra no saber desenvolverse en absoluto. Incluso, su única persecución
automovilística (no podía faltar una en un film de estas características),
resulta totalmente desaborida y pésimamente filmada.
De nada sirve que arrope a su estrella protagonista
(y al pelucón de ésta) con actores como Danny Glover o un fugaz Peter Stormare.
La cosa, por mucho que su director se esfuerce, no avanza hacia ningún lado. Su
inconsistencia es tal que cualquier telefilme de baja estopa le da mil vueltas
a la nada atractiva propuesta; una propuesta que, al igual que sucede con su
cartel promocional, no tiene ni un ápice de originalidad. Y es que, si se fijan
bien en el póster de Tokarev, es una calca descarada del de Justino, Un Asesino de la Tercera Edad; sus únicas diferencias estriban en el color y en la
orientación de la cabeza de sus actores: Saturnino García mira hacia la derecha mientras que Nicolas Cage lo hace a la izquierda. ¡Qué edificante es eso del copiar!
Don Spa, la informo (aunque ya lo sabrá) que definitivamente van a rodar parte de Juego de Tronos en Sevilla. Sí, le pilla a usted un poco a contrapelo, pero con lo buena que fue su crónica sobre su experiencia de figurante en El Perfume en su ciudad, me había hecho la ilusión de que repitiera la crónica.
ResponderEliminarSi entre todos los lectores del blog (que ya son poquitos) me pagan el viaje a Sevilla, me apunto.
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