
El rostro que se esconde tras el título de esta carátula de
deuvedé bien podría ser el de
Pepe, ese descarnado jugador del
Real Madrid,
destroyer donde los haya, que a golpe de brutalidades se ha labrado su propia leyenda como uno de los mayores carniceros sobre los terrenos de juego europeos.

Ayer, para variar, en su casa y ante el
Barça, volvió a liarla. Golpes, patadas, empujones, pisotones y un mucho de “
teatro del bueno”. Todo un
showman de la bestialidad más furibunda. Por favor, antes de que alguien salga perjudicado con su continuas y numerosas agresiones, sería conveniente que le retiraran para siempre del mundo del fútbol. Gentuza como él, en casita y a poder ser bien atados.
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