
Uno de los cómicos más representativos del cine, el teatro y la televisión de nuestro país nos abandonó, a los 88 años de edad y mientras dormía, el pasado 5 de agosto. Se trata del único e inconfundible
Ángel de Andrés, tío del también excelente
Ángel de Andrés López.
Con su muerte, se ha perdido uno de los secundarios de lujo de una época y de un modo de interpretar y de hacer cine muy concreto y particular. Un actor que empezó en la profesión gracias a
Rafael L. Somoza y a
Pepe Isbert, quienes lo ficharon para sus respectivas compañías teatrales.
Manolo Guardia Urbano,
091 Policía al Habla,
Tres Ladrones en la Casa o
Historias de la Radio, son algunos de los títulos en los que
Ángel de Andrés volcó buena parte de su alta calidad humana e interpretativa.

No hay manera mejor de despedirse de él que recordándole, precisamente, en su trabajo en la citada
Historias de la Radio, una de las películas más populares en las que intervino y cuya escena, al lado de
Paco Rabal, nos acerca de manera sospechosa al inicio de
Días de Radio de
Woody Allen.
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