26.9.05

Atrapado

Tal y como deben haber observado, este blog, en los últimos días, no ha tenido su actividad normal. Ha bajado las pilas. Y no por falta de ganas. Todo lo contrario. Me parece a mí que las fiestas de Barcelona no me han sentado muy bien... que digamos...

Llevo tres días de puta pena. Tomen nota y lo entenderán perfectamente. ¿Saben aquello tan popular de que “no hay dos sin tres”? Pues eso... pero sin cuatro... hasta el momento.

Sábado por la tarde. Comida con unos amigos en un restaurante argentino. Buena carne y buen ambiente. Antes de regresar a casa, acompaño a estos a su domicilio. Allí, aprovecho la parada para cambiar el CD de mp3 del reproductor del coche. Y, ¡craso error! (burro que es uno), en lugar de insertar un CD... ¡introduzco dos al mismo tiempo!. El aparatejo se los traga. Luego se bloquea. No hay manera de expulsarlos. Total, con la ayuda de un benévolo vecino, armado de destornilladores, pinzas y todo tipo de objetos alargados, paso el resto de la tarde empecinado en la patética y ardua tarea de sacar los malditos discos del interior del lector. Y es que, a veces, soy muy tozudo y duro de mollera. Al final acabo desistiendo. Misión imposible. Aparcada hasta el lunes.

Domingo por la tarde. Encuentro una curiosa foto de Dustin Hoffman en un dominical. Decido escanearla para colgarla en la página. Y, ¡maldición!, el escáner no funciona. Aún no tiene dos meses. Instalo y desinstalo compulsivamente hasta altas horas de la madrugada. Y nada. El cabroncete del Epson Perfection 2480 siempre me da el mismo mensaje de error. “Su escáner lo está utilizando otra aplicación”. Pues me cago en la madre que parió a la otra aplicación, sea cual sea. Y hoy sigue sin resolverse el conflicto. ¿Será un defecto del aparato? ¡Y yo qué sé!

Hoy, lunes, decido ir al concesionario en donde compré el coche para solucionar el problema del reproductor de mp3. Y cuando bajo al parking y veo allí a mi nuevo y flamante automóvil aparcado, me he puesto de los nervios. Me he transformado en el mismísimo Louis de Funes. Aspavientos, tacos en voz alta, patadas en la pared... De todo un poco. El coche estaba allí, aparcadito, en su plaza habitual... ¡pero con la puta rueda delantera de la derecha totalmente pinchada! ¡Los huevos de Mahoma!

Cambio de rueda. Visita a un taller para repararla. Diez euros y un problema menos. Podría haber sido peor. Me dirijo hacia el concesionario, con el reproductor de mp3 y los dos discos secuestrados. Mejilla con mejilla, aplastaditos el uno contra el otro. Los mecánicos lo miran y remiran. Hurgan en su interior, con la ayuda (de nuevo) de destornilladores y pinzas. Y ellos, los emepetreses, callados y sin respirar, inamovibles ante el ataque de tanta arma punzante. Me ha parecido oir una vocecita salir del interiordel dispositivo: “Si este gordo de mierda no nos hubiera encerrado juntos, otro gallo nos cantara”.

Desmontan el artefacto. Me aseguran que tendrá que llevarlo a la casa Blaupunkt para poder iniciar el rescate. Tardarán de tres semanas a un mes... ¡¡¡¿Cómorrrrrr?!!!... Si, tal y como lo leen: un mes largo para sacar dos nimios CDs. Alegan que el taller de Blaupunkt está en Portugal. ¿Portugal? Sí. De Barcelona a Portugal, para una estracción de mp3. Pero... ¿no hay algún taller oficial en Barcelona?... Dicen que sí, pero su convenio les obliga a llevarlo a Portugal... Surrealismo puro y duro. Kafkiano. Y eso es la empresa privada. Para que luego digan del funcionariado... Temo pensando en el día que privaticen la Sanidad. A lo mejor tendremos que viajar hasta Tombuktú para que nos extirpen las amígdalas.

Total. Me llevo a casa el mecanismo y sus emepetreses atrapados. Éstos no viajan a Portugal. Hablo por teléfono con un taller oficial de la marca y mañana mismo lo llevó allí. A sólo quince minutos de casa; en la misma ciudad de Barcelona. Y a devolver antes del sábado con el problema arreglado.

¿Portugal? Aún sigo asombrado.

Continúo dándole vueltas al escáner. Mañana, si Tutatis lo permite, este blog volverá a la vida normal. O no.

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