31.8.05

Mentiras arriesgadas

Tenía pésimas referencias sobre Sr. y Sra. Smith. Era reticente a verla. Y hoy, finalmente, me he enfrentado a ella. No esperaba otra cosa de este título. Puro artificio veraniego, sin más. Tiroteos, persecuciones, explosiones, luchas cuerpo a cuerpo y cierto tono de comedia; pero de comedia insulsa, tontorrona, de esas que no encuentras la gracia por ningún lado.

Su director es Doug Liman, el mismo de El Caso Bourne. En esta ocasión ha optado por lo más facilón. Poco guión y mucha acción, aunque sea metida con calzador. Pero bien filmada, pues rehuye la moda actual del montaje sincopado. Al menos se aprecia todo cuanto ocurre en pantalla cuando la historia se acelera, cosa que en Sr. y Sra. Smith pasa a menudo. Y eso siempre es de agradecer.

El resto resulta previsible. Un festival Brad Pitt y Angelina Jolie. Él se desmadra a sus anchas, sin vergüenza alguna. Repite su personaje de siempre, el de un tipo desentendido y simpático. Sin sorpresas ni recursos interpretativos nuevos, aunque enseñando pectorales a la mínima de cambio (al final acabará convirtiéndose en el sustituto ideal de Charlton Heston). Y ella, la Jolie, como siempre. Poca actuación y mucha exhibición física, que de eso la chica sabe un rato largo, aunque no acaba de enseñar nunca sus delanteras, tal y como hace su colega. Luce modelitos nuevos en cada una de las escenas. Y juntos, al fin y al cabo, tienen su química. Total, para lo que han de hacer, no se necesita un talento excesivo. Bailan un tango (de cualquier manera, pero lo bailan), hacen el amor, se disparan e incluso se pegan.

La historia es lo de menos. Otro collage más Made in Hollywood. Una nueva mezcla prefabricada que añadir al carro. Un poco de aquí y otro poco de allá. La base central (un matrimonio de asesinos profesionales recibe el encargo de autoeliminarse) la pilla de El Honor de los Prizzi, aunque no tenga nada que ver con la maestría y el ingenio que vertió Huston en ese film. El juego de engaños y mentiras a las que recurren ambos cónyuges, para esconder sus verdaderas profesiones el uno del otro, es un calco del entretenido Mentiras Arriesgadas, sin el estilo imprimido por Cameron. Algún que otro pasaje (como el odio que nace entre ellos y la escena de la paliza y el tiroteo en el interior de su propio domicilio), remite directamente a una de las comedias más ácidas y cínicas sobre el matrimonio, La Guerra de los Rose, aunque sin la mala leche y el resentimiento vertido por un vitriólico Danny DeVito. Por si fuera poco, el título original se lo roba a uno de los productos más desconocidos de don Alfred Hitchcock, Mr. And Mrs. Smith (en España rebautizada con el culo como Matrimonio Original) Y todo ello, además, sin contar con los numerosos guiños al inevitable 007 y a la serie sobre Lara Croft, protagonizada por la propia Jolie.

Y poquita cosa más. Entretiene hasta cierto punto. A veces, hasta parece prometedora, como los insertos de las visitas del matrimonio Smith al consejero matrimonial, o los momentos en que ambos van desgranando todas las falsedades a las que recurrieron para no descubrir su empleo real al otro. Pero todo queda en agua de borrajas. Originalidad cero. Inspiración nula. Cierto oficio en la dirección y para de contar.

Si algo tiene este matrimonio belicista es que, desde un principio, no engaña a nadie. Todo sus espectadores saben lo que van a ver antes de entrar al cine. Y no hay más que eso: una milimetrada pirotecnia visual y argumental, vacía y sin chicha de ningún tipo que, finalmente, termina más o menos entreteniendo. Cine de consumo inmediato. Aquí te pillo y aquí te mato. De esas películas, que por suerte, al día siguiente se acaban olvidando. Nunca pasará a la historia del cine. Seguro. Y si por desgracia lo hace, reniego de Hitchcock, Ford y Wilder; me saco la licencia de taxista, me enchufo todo el día a la COPE y mantengo tertulias no cinéfilas con los pasajeros. Tomen nota de ello.

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