12.7.05

Ustedes lo han querido: EL GIGANTE DE HIERRO

A Brad Bird, el responsable directo de El Gigante de Hierro, no sólo le avala la solvencia de su último film estrenado (Los Increíbles), sino que, a favor suyo, también tiene el haberse convertido en el creador de la serie televisiva de animación Family Dog y diversas colaboraciones (tanto como animador, guionista y director) de algunos de los episodios de Los Simpson y El Crítico.

Todos estos créditos le llevaron a debutar en el mundo del largometraje animado con El Gigante de Hierro, amparado, al mismo tiempo, por una de las majors con más tradición en el mundo de los dibujos animados, la Warner Bros. En esta cinta, Bird, apostó por una imagen muy distinta a las utilizadas en sus series televisivas. Siluetas estilizadas y un mágico sentido del relieve resaltaban, a través de sus personajes y ambientaciones, el look y decorados de la Norteamérica de finales de los años 50, época en la que se desarrollaba la novela del británico Ted Hugues en la que se basa, y que se publicó en 1968.

Eran los años de la guerra fría. Cualquier objeto volador en el cielo significaba, para los moradores de ese país, o bien un satélite ruso cargado de malas intenciones o un ovni procedente de otro planeta dispuesto a invadir La Tierra. Aprovechando esta psicosis colectiva de peligro continuo ante lo desconocido, un extraño y gigantesco robot metálico (llegado de quién sabe dónde) cae en el mar, en las costas de Maine, muy cerca de un tranquilo pueblo marino. Nadie cree en los pocos testigos del suceso, a pesar de que Hogarth Hughes, un niño de la población, picado por la curiosidad, acabará dando con él durante una noche un tanto electrizante.

Este es el punto de partida de El Gigante de Hierro. Una especie de revisión del universo spilgberiano de E.T. , en la que, al igual que ésta, se centra, principalmente, en la sincera amistad que nace entre los dos atípicos personajes: el pequeño intrépido y un inmenso androide con ganas de emular a Superman. Las referencias al mundo del cómic son continuas, empezando por la propia estética otorgada al film.

Y no sólo al cómic, pues la serie B de los años 50, esa en la que la sci-fi cobró un significado especial para el espectador de aquellos años, se pone totalmente de manifiesto a lo largo de su metraje. Un claro ejemplo de ello se encuentra en su mismo inicio, en el que un solitario pescador, a bordo de su barco y en plena noche, se convierte en el único testimonio de la brutal aparición del autómata alienígena. ¿Quién no recuerda haber visto, en más de una ocasión, viejas películas en blanco y negro con principios similares?

La Humanidad en Peligro, King Kong o El Monstruo de Tiempos Remotos tienen sus merecidos guiños. El aparatoso despliegue militar organizado para dar caza al extraterrestre era otro punto clásico en esas añejas películas. Una tradición que, además, se ha ido conservando hasta títulos más actuales, como en el caso de la fantástica adaptación cinematográfica de Hulk y a la que tampoco renuncia Brad Bird para adornar el pasaje final de la suya.

Un guión perfecto y bien narrado que, capaz de enganchar a públicos de todas las edades, entra a saco en el género de la comedia para, poco a poco, tocarnos la fibra emotiva y lanzar al aire un mensaje altamente pacifista. El no a las armas se convierte en el lema principal. Aquellos que en el film usan la violencia –tanto física como psicológica- quedan descalificados a través de una caricatura punzante. El payaso y sus estrategias bélicas. O sea, el agente gubernamental y los mandos militares. Una fachada impenetrable, maliciosa, sin sentimientos ni cerebro alguno. Y eso, en un film de animación, tiene su mérito.

Les puedo asegurar que El Gigante de Hierro no tiene nada que envidiar a Los Increíbles. Dos estilos de animación diferentes y dos historias cuyo único lazo de unión, aparte de estar dirigidas por la misma persona, se encuentra en sus referentes comiqueros. Y ambas son ampliamente elogiables.

Sin duda alguna, el mejor film, hasta el momento, en el que ha intervenido Vin Diesel (la voz, en original, del robot alienígena).

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