13.10.04

Reconstruyendo a Allen

A punto está de estreno Melinda y Melinda, el nuevo trabajo de uno de los realizadores norteamericanos más apreciados en Europa, Woody Allen, Una cinta que promete volver a recuperar ciertas coordenadas y que, por lo visto, puede tener algún que otro punto de contacto con uno de los productos que más me llamaron la atención de su carrera. Estoy hablando de Desmontando a Harry, cinta de la que, a continuación, pasaré a desgranar las impresiones que tuve de ella tras haberla visto en la pantalla grande.

La película en cuestión se estrenó tras una época del director en la que éste se había decantado por realizar comedias más afables y desenfadadas (desde Misterioso Asesinato en Manhattan hasta Todos Dicen I Love You), exentas de sus habituales personajes y de neuras repetitivas. Dispuesto a volver a la carga de nuevo, con Desmontando a Harry consiguió uno de sus films más personales y agrios, plagado de referencias al cine de Fellini y Bergman y al que dio un revestimiento diferente, estructurándolo a base de inspirados flash-backs que mezclaban sabiamente la realidad y la ficción expuestas.

En esa ocasión, el realizador neoyorquino se dedicó a diseccionar de manera fría y cínica la vida de Harry Block (el propio Allen mediante una de sus mejores actuaciones), un atolondrado escritor que llevaba su vida completamente desordenada en todos los aspectos y al que, aparte, no le costaba nada destrozar cualquier tipo de relación, fuera de pareja, de amistad o simplemente sexual. Y como era de esperar, lo volvió a hacer recurriendo a sus típicas y conocidas constantes (religión, judaísmo, muerte, sexo, psicoanálisis), consiguiendo conscientemente desmontar (tal y como indicaba su título) a uno de los personajes más mezquinos de su carrera (si exceptuamos, claro está, el que interpretó en su penúltimo trabajo, Todo Lo Demás), para convertirlo –al mismo tiempo y sin pudor alguno- en el eje principal de la película.

Cercana por su dureza a la contundente Delitos y Faltas y por disposición a Stardust Memories... (Recuerdos) –una pequeña joya injustamente incomprendida en su día-, con Desmontando a Harry se reconcilió de nuevo con un estilo que parecía ya haber rehuido e insertó, al mismo tiempo, espléndidos gags que nos transportaban a sus primeras e inolvidables comedias (Toma el Dinero y Corre, El Dormilón) y, ante todo, a sus siempre interesantes publicaciones literarias (Sin Plumas o Cómo Acabar de una Vez Por Todas con la Cultura, entre otras). Un buen ejemplo de ello es toda la historia que hacía referencia al padre de familia desenfocado, contando para ello con un Robin Williams totalmente borroso y estresado.

Sin lugar a dudas, éste es un trabajo imprescindible para los seguidores del peculiar realizador, ante todo por ser un compendio milimetrado de toda su obra hasta ese momento y por hacernos reír, al mismo tiempo, a través de algunas situaciones ciertamente patéticas y agridulces, deleitándose incluso con ciertas gotas de humor negro y macabras.

Todo un maestro. Esperemos que no se desmonte su particular microcosmos y que con Melinda y Melinda recupere de nuevo la fuerza que perdió con la fallida (por no decir mala) Todo lo Demás.

No hay comentarios: